domingo, 25 de noviembre de 2007

LOS HOMBRES GRISES


LOS HOMBRES GRISES

(BOLCHE TUPA)
ESCRITO EN NOVIEMBRE DE 2007
¡LEALO, IMPRIMALO, COMÉNTELO, DIFÚNDALO!

Dedicado a mis hijos y mis nietos,para que conozcan un poco más de lo que ocurrió en su país


DATOS SOBRE EL AUTOR

El profesor Antonio Romero Piriz nació el 4 de abril de 1951.Está casado desde el 1 de abril de 1971 y tiene tres hijos (las maestras Claudia y Alicia y el ingeniero Pablo) , tres nietos (Bruno, Máximo y Cecilia ) y tres gatitos(Pillín, Floppy y Chiquitín(frazada). Es profesor de Lengua Materna egresado de la Escuela Superior de Profesores de Estocolmo,Suecia (Hogskolanforlararutbildning i Stockholm)en 1983 y profesor de inglés egresado del Instituto de Profesores Artigas (I.P.A.)en 1993 Es además educador preescolar bilingüe egresado del AMU –CENTER y estudió en la Facultad de Derecho(1969) y en
Magisterio(1970-1972).
Fue militante de la UJC(1970-1971) ,del Movimiento de Independientes 26 de Marzo y del MLN (Tupamaros)como integrante de la operación que el PCU llamó “la orquesta roja”(1971-1974) Estuvo preso en Punta Rieles, los cuarteles del 6º y 9º de Caballería, y en el Establecimiento Militar de Reclusión No. 1 cercano a Libertad con el número 705(1972-1974) Al salir se reincorporó al PCU en la clandestinidad durante la dictadura militar(1975-1980)Luego estuvo exiliado en Suecia,país del que es ciudadano(1980-1985) En la actualidad se desempeña desde hace más de 25 años como docente en Enseñanza Secundaria, en la que es efectivo de 7º. grado.En 2011 fue declarado "víctima del terrorismo de Estado".
COMENTARIO DE UN LECTOR ESPAÑOL : ""De esas historias duras de las tripas del comunismo latinoamericano y como un hombre puede vivir varias vidas en una"
INTRODUCCIÓN

ME QUEDA LA PALABRA

Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.

Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.

Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.

Y CREO QUE ESTA ES UNA HISTORIA QUE DEBO CONTAR.
Hoy que tantos dan a conocer sus memorias sobre los hechos de las décadas de los 60s y 70s del siglo pasado, quiero recordar mi juventud, en esa etapa tan especial signada por cambios revolucionarios:la Revolución Cubana, el “Mayo” francés, la guerrilla del “Che”, la guerra de Vietnam,etc.
Imágenes que en un torbellino hacían estallar nuestra imaginación de adolescentes y nos impulsaban a la acción para cambiar el mundo. Como dice Charles Dickens al  comienzo de “Historia de 2 ciudades”: “Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos,la edad de la sabiduría, y también de la locura;la época de las creencias y la incredulidad;la era de la luz y de las tinieblas, la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada"

Es difícil hoy revivir esa pasión,pero trataré de hacerlo lo más fidedignamente posible,como una contribución a esta reconstrucciòn de la memoria uruguaya.Pido una disculpa previa por mi falta de memoria sobre los nombres de algunos protagonistas y por algunas incoherencias, ya que los recuerdos vienen a la mente a borbotones.

CAPÍTULO UNO
Del 51 al 67

Nací y me crié en la Aguada desde 1951 hasta 1967. Recuerdo los partidos de fútbol en los baldíos de Agraciada cerca del Palacio y en la vereda ancha de mi casa, en Nueva York entre Yï y Yaguarón. Fui a la escuela No. 31 de práctica “Jacobo Varela” desde jardinera hasta 6º. Nunca repetí y algunos años pasé con sobresaliente y otros con muy bueno.Luego hice los cuatro años de liceo en el 17, el Miranda viejo, de la calle Sierra. Recuerdo haber visto la caravana de festejo de los blancos cuando ganaron en 1962 las elecciones y a Martín Etchegoyen saludando desde la ventana de un ómnibus. También a los cañeros de UTAA ensangrentados en la vereda de mi casa un primero de mayo luego de que los agredieran las “fuerzas de choque” del Partido Comunista. Vienen a mi memoria las exhibiciones de películas sobre Vietnam que hacían los comunistas en un baldío cercano a mi casa, y cuando rebautizaron la calle Nueva York con el nombre “Hanoi” agregando “ homenaje a Vietnam”.
Mi padre Antonio Romero Canel había sido anarquista cuando joven y contaba orgullosamente cuando apedreó los vidrios de una firma alemana pro-nazi durante la 2ª. Guerra Mundial. A los 40 años era un batllista de la 15 que escuchaba a Enrique Rodríguez y me decía que era un comunista zapatero ,aclarándome que los comunistas no eran de izquierda, sino que la izquierda era el batllismo.De niño estuve en los clubes de la 15 de Luis Batlle de Yaguarón casi Nueva York (con un encargado de clavel rojo en el ojal) y de Yaguarón y Asunción. Mi madre,oriunda de Rocha,también era colorada, y mi abuelo, que murió ciego en mi casa a los casi 100 años, había sido sargento en la guerra contra Aparicio en 1904. Mi padre era contador idóneo. No tenía título, pero había aprendido todo con mi tío Manuel, que sí lo tenía, y así mi padre pudo trabajar en diversos lugares, como por ejemplo MIDU (Mutualista Israelita)como contador pese a no haber pasado por la Universidad.
En 1966 tuve mi primera experiencia de militancia política acompañando a mi padre en la primera campaña presidencial de Jorge Batlle, a quien mi padre llevó al interior en su camioneta. Festejé el triunfo colorado de Gestido burlándome de mi vecino Jorge, de la vereda de enfrente, que era blanco. Mi padre fue obrero de la textil Miramar, linotipista de la Tribuna Popular, primer administrador de “Marcha”(donde conoció a Quijano y Onetti) y presidente del club Yaguarón de bochas, con el que viajé muchas veces a Buenos Aires a jugar el rioplatense. Luego fue director del Mercado Papelero (Fábrica Uruguaya de sobres) y al tener mayor ingreso compró un apartamento en Pocitos, a donde nos mudamos en 1967.En esos años mis pasiones eran Peñarol y Aguada, a quienes seguía con fanatismo.
CAPÍTULO DOS

AÑOS 67 Y 68

El nuevo barrio era una maravilla. La playa cerca, lleno de comercios y calles arboladas. Parecía otra ciudad. Iba a la rambla donde había una rocola y ponia discos de los Beatles. En 1967 entré a preparatorios del IAVA. En diciembre estaba estudiando para un examen con Giovanni Di Matteo cuando la radio anunció que el presidente había muerto y había asumido su vicepresidente Jorge Pacheco Areco. No imaginábamos todo lo que iba a ocurrir a partir de ahí.
En mayo de 1968 las noticias llegaban de Francia. Los estudiantes ocupaban las universidades y calles enfrentando la represión policial. Las consignas eran originales : “prohibido prohibir”, “la imaginación al poder”.La prensa llamaba al dirigente Daniel Conh-Bendit “judío alemán” y miles de estudiantes tomados del brazo desfilaban por París coreando”somos todos judíos alemanes”.Yo había estado ya en el 67 en manifestaciones del IAVA protestando contra el aumento del boleto. Había sido divertido. Las consignas eran graciosas y nos habíamos sentado en pleno 18 de Julio .Un policía bonachón nos había pedido que nos fuéramos. Así lo hicimos luego de un ratito , para no ceder tan de golpe, y nada pasó. En el 68 las cosas iban a ser distintas. Era el 13 de junio. El gobierno decretó Medidas Prontas de Seguridad. Llantas ardían en 18. Un acto se desarrollaba en la explanada de la Universidad. Me acerqué para escuchar, y para mi sorpresa oí los nombres de dos primos hermanos míos, Fernando y Gonzalo Romero Bassanta, los hijos de Manuel.Habían sido baleados en una manifestación. La columna partió por 18 al grito de “ soluciones sí, balas no”, y me uní a ella con entusiasmo. Apenas caminada una cuadra,en Vázquez, algo estalló frente a mí, y todo el mundo salió corriendo. Eran bombas de gases lacrimógenos. Corrí por las calles laterales, para volver luego de un rato a 18,donde me reincorporé a una columna que seguía avanzando, coreando consignas. Al día siguiente visité a mis primos heridos, en CASMU. Me conmovió su situación de víctimas de algo que percibía injusto. “Marcha” me aclararía luego que había una oligarquía,un puñado de ricachones ligado al imperialismo yanki, responsable de lo ocurrido. Todos los días había manifestaciones.
Un día salimos como una gigantesca marea humana desde la Universidad. De pronto todos salieron corriendo en todas direcciones. Recuerdo a un joven rubio que se enganchó en mi pie y cayó al piso. Frente a nosotros cargaba la Guardia Republicana a caballo con los sables desenvainados. Corrí desesperadamente hacia la escalinata de la Biblioteca Nacional. Parecía que no llegaba, pero al fin pude subir los escalones, sin aliento. Desde allí pude ver que un grupo de estudiantes habían armado una barricada con sillas y mesas del bar Sportman y lanzaban piedras a los milicos cantando la Internacional. No pude seguir viendo porque numerosas bombas de gas comenzaron a estallar impidíendome la visión. Tuve que entrar a la Biblioteca Nacional. Durante dos horas fueron entrando muchos estudiantes, varios de ellos heridos por los sablazos o las bombas lacrimógenas. El director de la biblioteca prometió negociar con la policía para que pudiéramos salir. Por las ventanas se veía la calle cubierta de piedras y pequeñas fogatas. Me tocó salir con un grupo de muchachas y bajar por una calle lateral. Tuvimos que pasar junto a varios policías montados que nos insultaron soezmente.
Todas las mañanas me levantaba temprano para ir a la Universidad y participar de las manifestaciones.Pero una fue distinta. Cuando llegué las calles estaban cerradas y un cartel decía : “Silencio : mataron a un compañero.”. Liber Arce. Su especial nombre sería ampliamente utilizado por la Juventud Comunista a la que pertenecía. Me sentí dolorido e indignado : un estudiante como yo, un joven con sueños e ideales había sido asesinado por los milicos. Había que luchar, salir a protestar. El entierro fue multitudinario. Caminamos hacia el cementerio, y al regreso con mi primo Dante en su moto, resolvimos ir hacia el centro.Tenía temor de que me fueran a herir, pero como tantas veces en los días que siguieron, mi conciencia y determinación vencieron al temor. Cuando llegamos al centro asistimos a escenas de vandalismo y pillaje.Las vidrieras de las tiendas eran destruídas a pedradas, e incluso había robos. Resolvimos alejarnos.

CAPÍTULO 3
EL 69

En el verano de 1969 rendí todos los exámenes de segundo de Preparatorios de Derecho (lo que hoy es 6º.)y los aprobé con excelentes notas. Estudié con quien luego sería mi compañero de Magisterio y de la UJC, el “simio” Edgar Paz,que hoy vive en México. A mí me decían “mono” porque al no saber mi nombre al principio decían “el mono ese” y me quedó. A Edgar “simio” por andar conmigo, y a una amiga “Chita” por el mismo motivo. En marzo de 1969 ingresé a la Facultad de Derecho. En la retina estaban aún las imágenes del 68 :Susana Pintos y Hugo de los Santos también muertos en manifestaciones. También jovenes comunistas como Liber Arce. Las numerosas manifestaciones relámpago, el ruido de las baldosas cuando las partían,los gases, los disparos, las consignas coreadas. Todo eso no podía haber terminado. Me acerqué a una agrupación estudiantil ,la Asociación Estudiantil Revolucionaria (AER) hermana gemela del FER del IAVA,agrupación de Carlos López, luego muerto en la explosión del bowling de Carrasco,a quien había visto hablar en el IAVA agitando su melena en numerosas asambleas. En AER estaban el “Rolo” Ache (familiar del economista y del dirigente de Nacional)y Juan Pablo Schroeder Orozco, que moriría años después en Chile en un accidente de moto,mientras integraba la “columna guacha” del MLN.
A veces aparecia “el pingüino”(no recuerdo su nombre) con Heber Nieto, que moriría al año siguiente baleado desde una azotea en la IEC de UTU. Un moreno muy callado. El “pingüino” sería fusilado por Pinochet años después en Chile. Nuestra tarea era dar apoyo a conflictos gremiales (TEM, bancarios) y “formarnos como cuadros político-militares para el MLN “ como nos dijo el ideólogo de la agrupación, el “pato” Gasquet. Era mi primera vinculación con los tupamaros. En la facultad aparecían volantes con la estrella, y mi primo Fernando fue detenido a principios de año por ser correo tupamaro. Fui a visitarlo a la cárcel de Miguelete. Me dio mucha pena verlo ahí. Le pregunté si era comunista y me respondió que el embajador cubano había dicho que la revolución en Uruguay se iba a hacer a pesar de los comunistas. Era una época de gran rivalidad a nivel de la periferia juvenil de comunistas y tupamaros. Los militantes del FER y la UJC se trenzaban en batallas campales en la calle Guayabos, cerca del IAVA. Esto no obstaba para que el PCU diera refugio a los clandestinos del MLN. Cuando mi primo fue liberado, fuimos a buscarlo en auto con mi primo Gonzalo y la compañera de Fernando, Armonía. Yo no lo sabía, pero eran importantes cuadros del MLN.La fiesta en la mansión de su padre en Bulevar Artigas (donde habíamos visto películas del Pato Donald en sus cumpleaños infantiles) me permitió conocer gente cuyos nombres oiría en el futuro :Arturo Dubra y un muchacho rubio que cantaba, Jorge Salerno, que moriría en Pando. En ese año 69 asistí a numerosos recitales de Viglietti y los Olimareños, y devoré libros de Marx, de Lenin, todo lo referido a Cuba, a Fidel y el “Che”, “Marcha”. Me hice socio de la Cinemateca de Marcha y vi numerosas películas sobre las guerrillas de Asia, Africa y América Latina,sobre Cuba y Vietnam.
Conocí a mi compañera Teresa, y asistíamos todos los domingos al Comité Coordinador de Apoyo a la Revolución Cubana,presidido por el comunista Victorio Casartelli. Allí tuve acceso a “Granma”,numerosas publicaciones castristas y películas del ICAIC. En octubre estábamos en la Facultad de Derecho .Era un 8, el segundo aniversario de la muerte del “Che”. Pintábamos carteles y tratábamos de oir la radio clandestina del MLN,charlando con Berta Sanseverino, actual jerarca del MIDES, cuando nos llegó la noticia de que los Tupamaros habían tomado Pando y 4 guerrilleros habían muerto. Uno de ellos era el rubio cantante, Jorge Salerno. Viglietti incorporaría luego a su repertorio varias de sus canciones. En noviembre AER se disolvió por otro hecho inesperado : “Rolo “ Ache, junto con con González Guyer (años después contratapista de “La Democracia” y diplomático, integrante de “Por la Patria” de Ferreira Aldunate) habían sido detenidos cuando iban a colocar un explosivo basado en una garrafa de gas en la residencia presidencial. Desde entonces serían conocidos como “la banda Acodike”.

CAPÍTULO 4
MAGISTERIO Y LA UJC
"En esta religión no existe la misericordia, el perdón o el hijo pródigo" (Marcos Aguinis en "La pasión según Carmela")

A fines de 1969 me encontraba en un cruce de caminos : deseaba seguir siendo protagonista de ese proceso de cambio tan emocionante, “la revolución”, pero sin organización a la cual integrarme.Continuaba leyendo numerosas publicaciones de izquierda, entre ellas “El Popular” y la revista “Estudios” del partido comunista. Comencé a considerar seriamente la idea de afiliarme a la UJC (Unión de la Juventud Comunista).Pero mi pasaje por organizaciones “ultras”(como llamaban los comunistas a los pro-tupamaros, que a su vez los llamaban “bolches”a ellos)y mis numerosas lecturas de publicaciones y libros “foquistas –guevaristas” y aún material maoísta, me hacía tener muchos prejuicios con respecto al comunismo soviético. Fue así que pasé todo el verano de 1970 yendo diariamente a la sede central de la UJC en la calle Canelones, a que cuadros dirigentes de esa organización despejaran mis dudas. Durante largas horas se fueron turnando Jorge Mazzarovich, (primer secretario de la UJC que había sustituído al fallecido Sanseviero,hoy embajador en Cuba), con León Lev(secretario de organización)y otros miembros del comité central como Américo Roballo y Esteban Valenti. Recuerdo al hoy millonario Valenti como un joven rubio muy delgado y muy fanático. Sus ojos brillaban contando las maravillas de los koljoses (cooperativas) y sovjoses (granjas estatales)soviéticos. Teresa un día le preguntó algo sobre la Unión Soviética y Valenti se puso furioso,diciéndole “ eso es lo que dicen los fascistas”. León Lev también era muy fanático pro-soviético. En ese verano hablamos del conflicto chino-soviético, de la guerrilla del Che y de la guerrilla en general (que me aseguraban que el PCU había apoyado, a diferencia del PC de Bolivia) de los estímulos morales y materiales a los trabajadores en Cuba ,tema en boga porque el Che decía que para formar el “hombre nuevo” había que dar sólo estímulos morales, y los economistas soviéticos discrepaban. También de la “microfracción” del líder del PC cubano prosoviético(PSP) Aníbal Escalante,etc,etc,etc. Recuerdo que Lev me dio un libro llamado “ 50 mentiras y 50 verdades sobre la URSS” . Finalmente resolví que no todo era perfecto,pero en general me conformaba, y resolví afiliarme. Así lo hice, a la edad de 18 años, en 1970.Cuando se lo comuniqué a mi novia Teresa,en la plaza de los bomberos, no quedó muy contenta. Tenía temor al futuro y al estigma de “comunista”. Yo estaba orgulloso, y los ataques de “la reacción” no hacían más que confirmarme que estaba en el buen camino. “El Partido”, como lo llamaría a partir de entonces, y su rama juvenil irradiaban la seguridad de tener la Verdad Absoluta, y la certeza inconmovible de que en el futuro el comunismo triunfaría en todas partes. Es así que cuando comencé los cursos en magisterio en marzo de 1970 (luego de convencerme de que la abogacía no era para mí)ya era un militante del círculo de la UJC y de la agrupación 5.
La agrupación 5 era el brazo gremial de la UJC dentro de la AEMM (Asociación de Estudiantes de Magisterio de Montevideo).En ella creo recordar que estaba el actual director del BPS, Ernesto Murro. Apenas incorporado tuve que pasar por la “escuela de la juventud”.Era un curso básico de marxismo y leninismo,de conocimientos sobre la URSS y el movimiento comunista internacional, la historia del PCU y la UJC ,fundamentalmente desde la asunción de Rodney Arismendi como secretario general en 1955.Recuerdo entre los que nos daban charlas a David Zak y el hijo del ingeniero Massera .La secretaria de educación del círculo era Selva Andreoli, actual esposa de Valenti y directora de la agencia "Perfil". Nos ponía pruebas escritas para ver qué habíamos asimilado.El secretario de organización era Carlitos Morales y el secretario político “Pepito” Abella, ambos muy poco fraternos. Pronto fui designado secretario de propaganda. ¿En qué consistía mi tarea? En levantarme de madrugada para ir a “El Popular” a buscar diarios para venderlos a la hora de entrada a clases, persiguiendo a los estudiantes para tratar de convencerlos. Allí estaba a las 8 en punto voceando :”El Popular, el diario de la clase obrera a solo 15 pesos”. Además debía organizar el pintado de fajas de papel con consignas, para luego ser pegadas, y la distribución de volantes. Semanalmente concurría a la reunión de la Comisión Central de Propaganda, para intercambiar ideas con los secretarios de propaganda de otros círculos y planificar actividades. El secretario de propaganda miembro del comité central (CC) era un gordo con bigotes cuyo nombre no recuerdo,que abría las reuniones siempre con el mismo ritual : un informe político en el que iba descendiendo desde la situación mundial a la latinoamericana, de ella a la uruguaya, para terminar hablando de las metas del partido en ese período, y nuestra tarea de propaganda enmarcada en ellas. Allí conocí a militantes que años después encontraría en las cárceles como guerrilleros de la “orquesta roja” del partido. Salíamos de pegatina durante toda la noche y más de una vez fuimos a parar a los calabozos de una seccional policial,y pasábamos la noche entonando canciones revolucionarias. La sede de la calle Canelones era un hervidero de actividades: numerosas reuniones con el ritual inicial del informe político; recepción a viajeros de regreso de la URSS y Cuba contando sus experiencias; jornadas de “emulación” en las que distintas agrupaciones competían por el mejor cumplimiento del plan de crecimiento de la UJC (afiliaciones, venta del periódico, propaganda, finanzas,etc.);charlas sobre el campo socialista, sobre Cuba,actos, mesas redondas, manifestaciones. Siendo un joven comunista se podía tener la seguridad de tener siempre actividad. Los ataques del enemigo que nos acusaba de ser “foráneos” y “lacayos de Moscú” nos fortalecían en el orgullo de ser comunistas. Fui delegado de la AEMM al segundo congreso de la CNT. Junto a mí en la tribuna había un grupo de cañeros que coreaban “UTAA, por la tierra y con Sendic”.Félix Diaz, importante dirigente del PCU y la CNT dijo en su discurso que el campo socialista podría enviar trenes llenos de armas,pero si no habia quien las empuñara,de nada servirían. En Magisterio teníamos relaciones de amor-odio con las otras agrupaciones .Especialmente con la agrupación 3 de la ROE (Resistencia Obrero Estudiantil) liderada por Hugo Casariego ,esposo de Lilián Celiberti,el gordo Charlo , Margarita Michelini y el flaco “Pepe”, actual edil del Nuevo Espacio, el más antipático de todos. En un futuro serían los cuadros del PVP. También rivalizábamos con la agrupación “Iskra” y las “agrupaciones rojas” maoístas. Al lider de Iskra lo encontraría años después como redactor de “La República”, lo mismo que al “chancho” Legnani que en esa época era socialista y luego pasaría a ser bolche. De vez en cuando nos visitaba Marina Arismendi y no lográbamos hacer militar en nuestro círculo a Julia Moller a pesar de las visitas que le hacía su abuela Julia Arévalo.Nos fue enviada como organizadora Moriana Hernández, nuera del ingeniero Massera. Los cuadros de la UJC se anotaban como estudiantes donde la organización los necesitara. Cuando se creó el FA, Moriana figuraba en el comité de base como “independiente” para lograr más votos para el partido.

Capitulo cinco
El Frente Amplio

Y se concretó lo que los comunistas proponíamos : un frente popular.El primer paso había sido la formación del FIDEL (Frente Izquierda de Liberación) en 1962 cuando no se pudo llegar a un acuerdo con los socialistas, que formaron la Unión Popular con Erro. Ahora el Frente de Liberación Nacional que postulaba Arismendi para la revolución agraria y antiimperialista estaba al alcance de la mano. Estuve en el Palacio el día que se fundó el FA. El portero del PDC, que era estudiante de Magisterio, me dejó entrar, y ahí estuve, junto a Michelini, Rodríguez Camusso, Terra y Arismendi,entre otros. El 26 de marzo de 1971, el día del acto inaugural del FA, estuve haciendo “autodefensa” junto con un cordón de jovenes comunistas que nos identificábamos con brazaletes. Luego, en magisterio surgió una nueva agrupación , que se separó de la agrupación 3 : la agrupación 26, vinculada al naciente “Movimiento de Independientes 26 de Marzo”. Pronto quedó en evidencia que era un agrupamiento de partidarios del MLN (Tupamaros) y su lucha armada. En mi mente bullían las palabras del “Inti” Peredo, guerrillero del Che,afirmando ser comunista, y las imágenes de los comunistas vietnamitas empuñando sus fusiles. Estaba convencido de que para el triunfo de la revolución socialista, como en Rusia,China o Cuba, iba a ser necesaria la violencia armada, para “destruir el aparato burocrático-militar del Estado burgués” como dijera Lenin en “El Estado y la Revolución. “
Así se lo dije frontalmente en una reunión en el altillo de Canelones a León Lev, preguntándole si para tomar el poder, no ya el gobierno, no ibamos a necesitar usar la lucha armada. No le gustó nada mi pregunta y me contestó con evasivas. Yo no sabía que el partido tenía un aparato armado. Sólo había tenido un atisbo cuando alguien, cuyo nombre no sé, pero que luego vería como dirigente de los estudiantes de UTU y años más tarde como cobrador de MIDU, viviendo en la calle Gabriel Pereira, vino a enseñarnos el manejo de armas cuando nos quedábamos de noche a vigilar la sede. Allí estábamos en la azotea, armados, con Rolán Rojas, una leyenda de la UJC desde que había escupido en la Plaza Independencia al yanki Dean Rusk. Un individuo de muy pocas palabras que en realidad daba la impresión de tener muy escasa inteligencia. Luego de mis manifestaciones a favor de la lucha armada, sorpresivamente un día se me dijo que debía concurrir a una reunión. Cuando llegué había dos dirigentes del PCU hoy fallecidos. Para mi sorpresa se me dijo que el partido como yo pensaba que el desenlace iba a ser algún día la insurrección armada, y para ello se estaba preparando, con un ejército clandestino (el hoy conocido “aparato armado”, organizado en centurias) . Se me dijo que no se podía predicar abiertamente esto, pero que se daban pistas a los militantes para que se prepararan psicológicamente para ese día, en discursos en los que se mencionaban las “formas superiores de la lucha de clases” (eufemismo para la lucha armada) y en el trabajo teórico de Arismendi llamado “Lenin ,la revolución y América Latina”, en el que polemizaba con el foquismo, pero dando a entender que era muy difícil tomar el poder en forma pacífica. Pensé que me iban a invitar a formar parte del “ejército rojo” , pero la propuesta era aún más sorprendente : necesitaban tener gente del partido en el MLN para el caso de que éste tuviera éxito, y así asegurar su orientación comunista en el poder. La propuesta era que integrara “la orquesta roja”, que eran los comunistas integrados al 26 de Marzo y el MLN. Debía integrarme primero al 26 y tratar de llegar a la “orga” y avanzar en ella lo más posible, manteniendo informado al partido de todo lo que hacían y tratando de predicar el marxismo-leninismo, y el prosovietismo entre los tupamaros. Se me dijo que era una tarea de honor para un comunista, porque estaría prestando un alto servicio a la clase obrera y a la revolución socialista uruguaya. Debía tener claro que no iba a actuar en una organización enemiga, como lo habían hecho los de la “orquesta roja” alemana, sino con futuros aliados del partido en la revolución, que debían ser orientados en la dirección correcta. Agregaron que cada miembro de la “orquesta roja” iba a tener contacto directo con la dirección del partido, pero no entre sí, pues estaríamos compartimentados. Se me dio un lugar de contacto y una contraseña para cuando necesitara transmitir alguna información al partido. Acepté, iniciando con ello la etapa bolche –tupa de mi vida. Me “desafilié” y entregué a Laura Piedrabuena(¿ o Piedracueva?) mi carnet de la UJC en las escalinatas de la Universidad.

CAPÍTULO 6

EL MOVIMIENTO DE INDEPENDIENTES 26 DE MARZO.

Me integré al “26” . Nos reuniamos al principio en la cocina de un viejo teatro de la calle Maldonado, y en la agrupación estaba Fernando Vázquez, “el gallego”, haciendo sus primeras armas (hoy dirigente máximo del 26 seispuntista) y María de los Angeles Balparda, junto a Carlos Percovich, Ana Travieso, la “negra” Silvia(Silvia Listur, hoy directora del Museo Gurvich), “Rodolfito” (el periodista e indigenista Rodolfo Martínez Barboza, hoy fallecido).Gente venida de todos lados : de la Iskra, de la ROE, de las agrupaciones rojas, y yo de la UJC. La atracción de la guerrilla tupamara los nucleaba a todos. Nos dirigia “el abuelo”, Julio Sande, que creo que ya era militante del MLN. Yo pasaba las tardes charlando con Ruben Sassano,con quien tenía en común el ser ¿ex? Comunistas. No sé si era de la orquesta, pero igual que yo predicaba el prosovietismo y se declaraba comunista. Benedetti ( el escritor) aparecía de vez en cuando con aires de gran señor, pero nunca conversaba con nosotros o se quedaba a las tareas sencillas de pintar carteles, limpiar,etc, como hacía Sassano. Igual que Benedetti era Daniel Vidart. Empecé a sentir lo que sentiría mucho más en la cárcel: que los tupas y protupas eran mejor gente que la del partido, a pesar de que yo pensaba que mi misión era “mejorarles” sus ideas. Allí no se veia el sectarismo y las “serruchadas de piso” que había presenciado entre los bolches. En el local central de Maldonado hacíamos guardias armados con escopetas,fusiles,revólveres y pistolas guardados en un armario, que un cuadro del 26 (evidentemente del sector militar del MLN ) nos enseñó a manipular en esa misma sede. Nos acostábamos en el piso y apuntábamos por una ventana hacia fuera. La misma “autodefensa” que ya habia hecho en la UJC. En los círculos de estudio yo predicaba el marxismo-leninismo, y una vez Fernando Vázquez me preguntó si no estaba equivocado. Qué ironía que hoy él sea fanáticamente leninista.

CAPITULO 7

LAS ELECCIONES DE 1971

Milité en el “26” en dos lugares : Magisterio y el comité de base del FA, primero el de Chucarro y luego el Libertad.
En Magisterio pronto estuve en la dirección de la agrupación, llamada “grupo chico”. En el comité Libertad integré también la dirección, llamada FOP (Finanzas, Organización y Propaganda) como encargado de propaganda .Otros miembros eran la hija de un famoso juez de basket,Hopenhaym, Muzio Marella y el “mono” Latrónica, asesinado en 1976 en Buenos Aires por la triple A (Alianza Anticomunista Argentina).Volantes del MLN aparecían misteriosamente en el comité de base luego de reunirse la agrupación del 26. En Magisterio la actividad era poca porque estábamos volcados a los barrios y la actividad electoral. Con Rodolfito (años después periodista en CX 30) pintamos consignas de apoyo al MLN en los baños de Magisterio con aerosol. Este me explicó que al hacer eso eramos un CAT (Comité de Apoyo a los Tupamaros) “silvestre”, es decir, sin conexión formal con la “orga”. En el barrio salíamos de pegatina todas las noches hasta la madrugada, en camiones. Yo estaba práctico en el uso de la brocha y el engrudo por mi actividad previa en la UJC. Y llegó el día de la elección. Estuvimos todo el día llevando gente a votar en vehículos con la bandera tricolor de Otorgués que había sido elegida como enseña del Frente, así como el logo que representaba una montaña con una bandera. Llevaba en mi solapa una pequeña insignia de metal que encontraría quince años después guardada como sobreviviente de la dictadura. Al día siguiente de las elecciones había militantes llorando en el comité de base Chucarro por el resultado : 300000 votos. Creían que el FA iba a ganar. Con la lógica largoplacista que me había enseñado el partido, les recordé la frase de los estudiantes del Mayo francés : “no es más que el comienzo. La lucha continúa”.

CAPITULO 8

GUERRA Y PRISIÓN EN EL 72

En el verano del 72, Jorge Seines, que conocía mi casa, llegó un día hasta ella para proponerme algo que había estado esperando con ansias : incorporarme al MLN –T ( Movimiento de Liberación Nacional, Tupamaros),la guerrilla urbana clandestina. Mi corazón me saltó en el pecho : iba a ser de los soldados del Che, de la columna invencible de la revolución del hombre nuevo, y a poder ayudar a que ese movimiento nacionalista fuera comunista.
Me llevó a un lugar que luego sabría que era su casa, y antes de llegar me hizo ir mirando al piso para no reconocer el lugar. Adentro estaban Carlos Percovich y su novia Ana Travieso. Carlos nos hizo un discurso diciendo que desde ese momento eramos guerrilleros del MLN y que teníamos que estar dispuestos a luchar hasta la muerte por la revolución. Nos anunció que iba a haber guerra contra los milicos y nos instó a elegir un “nombre de guerra”.El suyo era “Federico”. Yo elegí el de “Ismael” pensando en el libro de Eduardo Acevedo Díaz en el que un centinela de un campamento artiguista le pregunta a Ismael : “ ¿quién vive?” y éste responde : “tupamaro”.
El centinela le contesta :"Pase,hermano". A los pocos días, en uno de los salones de la Facultad de Medicina tuvimos un encuentro con una tupamara responsable de nuestro grupo (que era el CAT de Magisterio) ,una bonita joven de la que nunca supe más que su seudónimo, que los años me han hecho olvidar. Nos invitó a participar en atentados contra clubes blancos y colorados esa misma noche. Nos instruyó también en cómo hacer seguimiento de autos,anotando la hora en que entraran y salieran de las casas,así como horas de pasaje de vehículos militares. Toda esa información debíamos pasarla en hojillas de papel de fumar con letra minúscula,escondidas en doble fondo de cajas de fósforos, bolígrafos, y otros escondites (“berretines”). También había que tener bolsillos ocultos en la ropa. Nuestra vinculación iba a ser en contactos callejeros, que debían hacerse con extrema puntualidad, y si el otro no aparecía ir horas más tarde a un lugar fijo llamado “recule”. Hoy veo con claridad que los datos de autos era para “expropiarlos” para acciones, y los de los vehículos militares para atacarlos. Más adelante se nos incorporó Julio Sande,viejo militante del gremio de Magisterio.Todos los que actuábamos en el CAT estabamos también en la agrupación 26 de Magisterio. Casi todos en el “grupo chico” donde también estaban Fernando Vázquez y María de los Angeles Balparda, hoy dirigentes del 26 seispuntista. Un día Fernando me invitó a integrarme a un UGAF (Unión de Grupos Antifascistas) organización fantasma inventada por el MLN para hacer atentados con bombas molotov y de alquitrán contra clubes blancos y colorados. Decliné la oferta dándole a entender que “estaba en otra cosa”. Años después, al abrazarlo cuando nos encontramos en la cárcel de Libertad, le dije : “¿Viste por qué no pude aceptar tu oferta?”. 14 de abril de 1972 : el MLN mata a varios policías y a un capitán de navio y emite un comunicado llamado “Aviso a la población.”en el que los acusa de ser integrantes del “Escuadrón de la Muerte” (Comando Caza Tupamaros, CCT) . Los muertos están en la lista de condenados a muerte en la que también figura el Inspector Castiglioni de la DNI I (Dirección Nacional de Información e Inteligencia, policía politica).El comunicado concluye dicendo : “ se faculta a todos los revolucionarios a cumplir esta sentencia dónde y cómo puedan.”. En una asamblea de Magisterio Rodolfito le da lectura, alguien avisa al Ejército y éste entra al instituto. Yo tenía una mesa de venta de artículos escolares y frente a ella había enormes dibujos hechos por Rodolfito de encapuchados. Los soldados al verlos rieron pensando en los torturados que tenían en los cuarteles. Estábamos descolgados al perder contacto con el MLN debido a la salida del pais de nuestros contactos . Seguimos en el 26 y el partido me indicaba que discrepara con la línea de hostigamiento que llevaba adelante el MLN, que estaba poniendo en aprietos a toda la izquierda. Así lo hice y tuve una fuerte discusión con “el canario” que decia que a los milicos había que matarlos a todos, no importaba si fueran vecinos , amigos o parientes.
El frente estudiantil del 26 se embarcó en una serie de manifestaciones violentas, bajo el nombre de “estudiantes del pueblo”. Un antecedente había sido el “Tejazo” cuando realizamos una verdadera insurrección en La Teja en plena campaña electoral, que luego sabríamos que era para distraer a la policía (“Operación Tero”) y facilitar la fuga de Punta Carretas (“el abuso”).Pero estos nuevos “azos” eran para denunciar las torturas a los presos en los cuarteles. Ya como CAT habíamos hecho muchas pintadas que decían “las fuerzas conjuntas torturan y mienten” acompañadas de la estrella con la T , además de colocar en el instituto carteleras con el “correo tupamaro” y “el chasque oriental”, publicaciones del MLN. Lo hacíamos al amanecer con las caras tapadas con pañuelos. A las manifestaciones de los “estudiantes del pueblo” ibamos vestidos de fiesta para disimular,los muchachos de traje y las chicas de largo.Las molotov iban envueltas en papel de regalo.Luego de la manifestación la policía no nos detenía porque pensaba que ibamos a una fiesta o baile. En el momento indicado aparecían motos con llantas para ser quemadas. También autos eran incendiados. Se coreaba “la guerra es contra el pueblo, no nos detendrán” y “escuadrón,escuadrón, la policía te ampara, el pueblo te responde con balas tupamaras”. También hicimos una desde la facultad de veterinaria, en la que estabámos todos los militantes del 26 con las caras tapadas con pañuelos. Los vecinos salian y veian venir una multitud al grito de “MLN, Tupamaros”. Lo mismo que habíamos gritado en el primer acto del "26", mientras hablaba Sassano con Arismendi a su lado.
Cientos de tupamaros comenzaron a ser detenidos y sus rostros desfilaban en la pantalla de la TV, en la “cadena de las Fuerzas Conjuntas”. En agosto fue asesinado el estudiante Santiago Rodríguez Muela, maoísta.En su entierro se coreaba : "Luchar, vivir, para al pueblo servir.Vivir como Santiago dispuestos a morir",haciendo referencia a una frase de Mao: "servir al pueblo". También se gritaba : "El pueblo,armado, jamás será derrotado."
A principios de setiembre fue detenido Jorge Seines,”el ciruela”. Estaba fichado por participar en el Comité de Familiares de los Presos Políticos (otro organismo del MLN) pero por las dudas los demás del grupo resolvimos abandonar nuestras casas. Anduve una semana clandestino,durmiendo en casas amigas,y haciendo contactos callejeros con los demás del grupo. Al cabo de una semana resolvimos volver a nuestras casas. Al segundo día, en horas de la madrugada, golpearon a la puerta de mi casa (13 de setiembre de 1972) y al preguntar quien era, la respuesta fue “las Fuerzas Armadas”. Diez días antes habia sido capturado Raúl Sendic.

CAPITULO 9

LA DETENCIÓN

Cuando salí de mi dormitorio había una hilera de soldados con fusiles en la mano a lo largo del patio y en la escalera que va hacia el altillo. Mi madre estaba frente a ellos y llorando decia : “Mi hijo, lo van a martirizar”. Los soldados se veían incómodos ante esta afirmación reiterada una y otra vez. Mi padre estaba detrás de ella, y mi esposa detrás de mí, pálida como una sábana. Pedí para ir al baño. Un soldado me acompañó y observó atentamente el inodoro mientras orinaba. Seguramente para que no destruyera documentación. Mi padre me dio su sobretodo marrón (hacía mucho frio). Salí al corredor, y a lo largo de él hasta la calle había más soldados. En la puerta estaban dos camionetas y un camión. Meses más tarde sabría que uno de los “soldados” con capote y casco que estaban en la camioneta era Jorge Seines,que había sido llevado para que señalara mi casa, vestido así por una posible emboscada tupamara. Entré a la otra camioneta y me pusieron una capucha que no me abandonaría en los meses siguientes. Entonces no lo sabía, pero el presentimiento de un destino incierto y peligroso hizo que mis rodillas empezaran a temblar sin poder controlarlas. Mis custodios rieron al verlo. La camioneta anduvo lo que me pareció un trayecto larguísimo. Horas y horas. Al fin entró en un lugar en el que se sentían voces de mando y pisadas de botas. Me hicieron bajar y empecé un largo trayecto en el que me hacían doblar a izquierda y derecha y agacharme, obviamente para desorientarme. Entré a una habitación en la que sentí que había otras personas paradas al lado mío. Me hicieron quedar ahí un rato, y detrás nuestro algún militar jugaba incesantemente con el cerrojo de su arma, lo cual obviamente nos ponía nerviosos.Les preguntaron a dos o tres que estaban junto a mí sus nombres y uno era mi compañero Carlos Percovich. De nuevo me sacaron y me llevaron de aquí para allá, hasta que entré a un lugar en el que había gente, y una voz ronca me dijo : “ Hola, Ismael”.

CAPITULO 10

EL 6º. DE CABALLERÍA

Luego de ese saludo me di cuenta de que sabían mi “nombre de guerra”. Sólo acerté a responder : “me llamo Antonio Romero y soy del Frente Amplio”a lo que la voz grave contestó : mirá si te vamos a traer por pegar carteles.”Y prosiguió :”vos estabas con Carlos Percovich, Julio Sande, Ana Travieso y Jorge Seines en un CAT”. Me detalló los seudonimos de todos ellos,detalló todas nuestras actividades tupas y agregó : “tenés dos alternativas : aceptás todo o te cagamos a palos.”Observé que no sabían que habíamos puesto banderas del MLN en diversos lugares ni de nuestra vigilancia al diputado Carrere Sapriza para emplumarlo, amén de algunos atentados, por lo que pensé que si sabían lo que me había dicho era inútil negarlo, y lo acepté. Se permitió burlarse : “Viste, gil, les estamos ganando.”No sabía que para mí era una victoria que no supieran quien me había ayudado en la vigilancia de vehículos militares, quien me había dado asilo en su casa cuando estaba clandestino, ni varias de las cosas más gruesas que habíamos hecho. En sucesivos interrogatorios no me sacarían una palabra más de lo que me habían dicho, pese a plantones y la amenaza (no concretada) de meterme en el “tacho”, el “submarino”.Luego de ese primer encuentro con los interrogadores, me llevaron a otra parte. Volví a hacer un recorrido con innumerables curvas y agachadas. Pregunté a mi custodio qué pena tendría por eso y me dijo 6 años . ¡ Seis años! El resto del camino y luego de que me dejaran en algún lugar acostado en el piso,la cifra,de una enormidad inconcebible siguió rondando en mi cabeza. ¡ 6 años separado de mi esposa, de mis padres, de la vida a la que estaba acostumbrado! De pronto alguien levantó mi capucha, y mostrándome la cédula de Carlos Percovich me preguntó si era “Federico”. Los “seis años” y la duda de que Carlos no estuviera aceptando se sumaron y grité : “ No lo conozco y lo que declaré fue bajo amenaza de tortura”. Me llevaron en un vuelo a un lugar escaleras arriba. Entré a una habitación y dos hombres comenzaron a golpearme y a putearme. Les grité : “ cobardes, le pegan a un hombre encapuchado.” De pronto me sacaron la capucha y vi frente a mi dos oficiales uniformados , uno rubio y otro morocho,ambos con bigote y con caras de enojados. El rubio y más gordo me dijo : “¿sabés quien soy yo?El hijo del coronel Alvarez. Si querés pelear , peleá”. ¡ El hijo del coronel Alvarez! Su padre había sido asesinado por la espalda por un comando tupamaro cuando salía del garage de su casa. Comprendí que estaba con alguien que no tendría piedad alguna ante un tupamaro. Dije que no quería pelear sino volver a mi hogar. Los golpes siguieron un buen rato y cuando resolvieron llevarme al submarino ( el tacho de agua en el que se semiahogaba a los prisioneros) acepté confesar nuevamente. Esta vez me lo hicieron poner por escrito. Cuando entregué el papel al oficial morocho éste me preguntó: “¿ por qué te metiste en esto?”.”Porque quiero justicia”, le repliqué . Reflexionó un momento y me dijo : “Nosotros también, pero no queremos un ejército paralelo.”Lo que no sabrían hasta el día de hoy es que además yo era un comunista con la tarea de infiltrarme en la guerrilla guevarista.

CAPITULO 11

LA CABALLERIZA DE LOS ENCAPUCHADOS.

Mi primera mañana en la caballeriza de los encapuchados fue una experiencia alucinante. El olor delataba el uso anterior del lugar. Pero era un olor mezclado con el del miedo,mezcla extraña de sudor y excremento. Nunca más real la expresión de “cagarse en la ropa”. Los familiares contarían después que la ropa interior que recibian para lavar estaba manchada de excremento. Uno de los que estaban junto a mí era Carlos Liscano, hoy prolífico escritor. Había orden de no mirar por debajo de la capucha,pero por un impulso natural aprovechábamos toda oportunidad para hacerlo. El único momento en que podíamos levantarla era a la hora de comer. Allí podía contemplar una hilera de fantasmas sucios, malolientes y con cara de asustados ,con la capucha de sombrero, levantada hasta los ojos. No podíamos hablar. Sólo empezamos a conocer nuestros nombres cuando estos eran gritados . Gritos que nos ponían los pelos de punta , pues el nombrado seguramente iba a ser torturado para extraerle información. Fui llamado un par de veces y sufrí algunos golpes más y “plantones” exigiéndome que dijera el nombre de otros tupamaros. El “plantón” consistía en estar parado con las piernas bien abiertas y las manos en la cabeza. Al poco rato la sangre dejaba de circular normalmente, y las piernas y dedos se sentían enormemente hinchados. Una noche me despertaron de madrugada y empezaron a decirme :”¿así que vos sos guerrillero guapo, eh? ¿Sos de los del Che Guevara?” Me hicieron poner de plantón y empezaron a golpearme las costillas.Cuando bajaba los brazos me hacían levantarlos golpéandome con algo duro que podía ser una pistola o la culata de un fusil. Así estuvieron esos sádicos “ divirtiéndose” un largo rato. Luego no pude dormir en el resto de la noche, y cualquier ruido me sobresaltaba. Esa noche dio lugar a que circulara por todos lados la anécdota de que yo había resistido ese castigo gritándoles “¡ Viva la revolución!”.No recuerdo haberlo hecho, pero quienes estaban allí tirados en el piso oyendo todo ,sin que yo supiera siquiera que estaban ahí (creo que fue mi segunda noche en el lugar) juraban que así ocurrió. Quizá mi subconsciente y mi fe en la causa por la que luchaba me hicieron reaccionar así al injusto castigo que estaba recibiendo.
Las cartas eran una alegría .Cuando no llegaban la tristeza y la depresión eran más profundas.
Algunas veces podia ver por debajo de la capucha como algún cuerpo empapado era arrojado cerca de mí. Venían del “submarino”.

CAPITULO 12

LA BARRACA DEL SEXTO

Fueron más de dos meses en esas terribles condiciones, pero parecieron siglos. Una noche me sacaron, y cuando menos lo esperaba me sacaron la capucha. Estaba en una especie de patio abierto,con vagones de tren.Levanté mis ojos. Era de noche y el espectáculo del cielo lleno de estrellas me pareció una visión maravillosa. Me llevaron a otra barraca.Luego sabría que en ese vagón que había visto estaba el dirigente tupamaro Mujica. Al entrar, vi que un poco más atrás me seguían mis compañeros del CAT , Carlos Percovich y Julio Sande. Nos recibió un hombre rubio que conocíamos pues había sido estudiante de Magisterio,creo que de apellido Mosquera. Había estado con nosotros en la ocupación del instituto de 1970.Nos abrazó y nos dio la bienvenida, conversando un rato con nosotros. Al rato, se nos permitió ir al baño. Cuando entré, uno de los tupamaros de la barraca entró detrás de mí y rápidamente me susurró que tuviéramos cuidado porque el rubio era un traidor. Cambiamos totalmente nuestra
actitud hacia él,llegando a dejar de hablarle luego de que nos ampliaron la información. Según nos dijeron era el conductor de la “ambulancia” del “hospital del pueblo”,centro del MLN para curar a sus heridos. Habria sido detenido con su compañera, y según los tupas, todas las noches era sacado para que contara qué había pasado en el día, y como premio se lo dejaba estar con su pareja,que estaba en uno de los vagones. Nadie le hablaba, y cuando participaba en algún partido de volley era continuamente golpeado y pateado cuando los guardias no miraban. Algo similar vería hacer a uno de los posteriores dirigentes del 26 seispuntista, Spinelli,con un preso muy obeso durante las exhibiciones de cine en el penal de Libertad. Cuando los guardias no miraban lo pateaba continuamente diciéndole “traidor”. En ambos casos era increíble la pasividad de los agredidos ante el castigo recibido. Quizá aún tenían fe en “la causa” y el remordimiento de conciencia les hacía soportar un maltrato que consideraban justificado. O quizá fuera miedo a que les pasara algo peor. En cualquier caso la crueldad de esos tupamaros era muy similar a la de los torturadores militares. Más aún en un movimiento en el que casi todos habían delatado a alguien y muchos a varios “alguien”. De lo contrario no hubiera sido desbaratado tan fácilmente. Otro día recibí un paquete con alimentos y ropa y el oficial que me lo entregó me preguntó si era “de la oligarquía”.Luego de unos días en el lado izquierdo de la barraca (había un muro divisorio) nos pasaron al lado derecho. Allí conocimos a Mario y Julio Pérez (hoy dirigente de la “Alianza Progresista”),a “Samuel”, en los 90s dirigente del gremio del transporte, a los hermanos Elgue y a otros miembros de la columna militar 7 encargada del “Plan Collar” de rodear Montevideo.También al “vasco” Iparraguire y al flaco Mena,un hombre muy alto que sería luego uno de los principales dirigentes en los inicios del “seispuntismo” en el exterior. Había un “canario”, cuyo nombre no recuerdo, cuyo dicho “es brava la jineteada” al salir del submarino se había vuelto muletilla de todos. La comida era espantosa. Peor que en la caballeriza,vaya a saber por qué. Un guiso nauseabundo que parecía tener escupidas flotando en su interior. Pasé tres días sin comer,y al cuarto lo devoré como si fuera una delicia. A los pocos días empezamos a ver un funcionamiento que escapaba a la captación de los guardias apostados en la entrada de la barraca. Luego de verificar que no eramos espias mediante conversaciones y preguntas sobre actividades y conocidos mutuos , se nos integró a grupos de estudio. Esto lo experimentaría a través de mi paso por diversas cárceles en varios años. En todas partes integrantes de la orquesta roja se encargaban de la continua formación ideológica marxista de los prisioneros del MLN por medio de charlas y la organización de bibliotecas de literatura prohibida.Se combatía férreamente el anticomunismo y el antisovietismo, y se difundía un mensaje castrista. Lo que parecía una partida de cartas era una charla sobre la revolución bolchevique. Lo que parecía un partido de ajedrez era una síntesis de la revolución cubana .Lo que parecía una reunión para estudiar sí lo era , pero de textos marxistas y leninistas. Uno de los ideológos era Ember Martínez,que en el siglo XXI dirige un emprendimiento empresarial en el Cerro. Los días transcurrian lentamente, con la rutina de estudio y ejercicios. Se nos aconsejaba tener buen estado físico,pues como guerrilleros que éramos siempre debíamos estar listos mental y físicamente para el combate. Recuerdo que en todos esos años siempre soñaba que arrojaba piedras con fuerza. Una de las cosas a las que costaba acostumbrarse era a dormir toda la noche con la luz encendida. Se hacían numerosas manualidades,que eran usadas para granjearse la simpatía de los guardias, regalándoselas o cambiándolas por tabaco o yerba,hasta que la oficialidad, percibiendo la maniobra, prohibió esta comunicación. Un día llegó un preso y luego de la consabida ronda de preguntas no quedó claro que fuera un compañero. Todos lo seguimos tratando, pero sin hablarle mucho. A los pocos días se lo llevaron, y una semana después, cuando alguien fue llevado a un juzgado,el “preso”,con su uniforme de oficial estaba a cargo del operativo. Al tiempo fuimos nosotros llevados a declarar.En el camión nos pusimos de acuerdo en lo que ibamos a declarar, sin que los guardias lo notaran,o hicieran la “vista gorda”. Gracias a eso evitamos que nuestra condena fuera mucho mayor. Otros que declararon mal, con lo mismo que habiamos hecho nosotros, estuvieron más de diez años, hasta la amnistía de 1985 que los liberó. Llegamos al Supremo Tribunal Militar. Nos bajaron con las manos esposadas y personas que pasaban y vecinos desde balcones nos miraban con curiosidad al vernos de uniforme gris y rapados y con varios soldados apuntándonos con armas largas. En la sala del tribunal entró un grupo de militares muy ancianos encabezados por el obeso Coronel Silva Ledesma. Cuando me tocó declarar, estaba haciéndolo sentado, y Silva me ordenó secamente que cuando me dirigiera a él lo hiciera de pie. Una humillación más, totalmente innecesaria.

CAPÍTULO 13

PUNTA RIELES

Poco a poco fueron cambiando los integrantes de la prisión improvisada. Un día se marchó el dueño de una fábrica que era comunista y cuyos empleados eran todos tupas (¿otro de la orquesta roja?).Lo despedí con una imitación de un discurso de Rodney Arismendi ( a quien yo imitaba muy bien).Fue muy festejado por todos en la barraca,especialmente por el “vasco” Iparraguirre (cuya viuda es Irma Leites) que nos contaba que había sido del aparato armado del PCU y una serie de ataques con cadenas contra "fachos".
Yo me arrimaba a todos los que decían haber sido comunistas o hacían manifestaciones prosoviéticas, pues pensaba que eran también de la “orquesta roja” y ahí teníamos una ocasión inmejorable de convertir al MLN en una organización comunista.Un día nos dijeron a nosotros que debíamos prepararnos. En un camión blindado fuimos a Punta Rieles,que más adelante sería el “EMR 2” (Establecimiento Militar de Reclusión número 2, para presas políticas).Pero entonces en sus celdas había una mezcla masculina de “pesados” con “livianos” del MLN y militantes del 26. Nos tocó compartir la celda con el “gallego” Antonio Más Más ,autor de varias “boletas” (homicidios) . Los vidrios de las ventanas estaban pintados de blanco para que no se pudiera ver hacia fuera,pero los tupas se las habían ingeniado para raspar pequeños orificios por donde mirar hacia fuera.Todas las mañanas Más (que ya sufría un desequilibrio mental que luego se agravaría hasta llegar a la locura) contemplaba a los soldados izar la bandera y decía : “¡Qué lindos, ra-ta-ta-ta”,imitando el gesto y el sonido de dispararles con una metralleta. También estaba en nuestra celda Samuel “Bolita” Blixen,participante en el comando que matara al profesor Armando Acosta y Lara desde las ventanas de la iglesia Metodista, y actualmente periodista de Brecha y autor de varios libros. Mientras hacíamos gimnasia juntos Blixen me contaba cómo había sido entrenado por el ejército cubano y de sus convicciones comunistas,igual que las mías. Listre y Martel (dos “abusos”,fugados de Punta Carretas)estaban también en la celda. Esta era visitada frecuentemente por Mauricio Rosencof, otro ¿ex? bolche como yo.El “ruso” estaba en la celda de al lado con García Vigil, que organizaba “peñas” de “canción protesta” que eran observadas por los guardias desde las rejas. Cuando supo que iba a tener mi primera visita, Rosencof me dio un pequeño poema en una tarjetita para que se lo diera a Teresa. No lo recuerdo todo, pero en una parte decía : “ Una estrella cansada se posó en la rama. Era la sencilla rama de un árbol cualquiera. En la mañana despertó renovada y se echó a andar”. Y lo acompañaba el dibujo de una flor que para quien la mirara atentamente era la estrella de los tupamaros, con cinco pétalos y un espacio en el centro que formaba una “T”.El texto para un entendido significaba que la lucha revolucionaria continuaba. A veces nos sentábamos en el piso a “jugar a la baraja” pero en realidad Blixen nos leía informes políticos que le habían llegado de la dirección en hojillas , en las propias narices de la guardia. Jorge Seines era el más joven de nosotros y Mas Mas le hizo objeto (¿en broma?) de múltiples sugerencias homosexuales. Llegó al punto de sacarlo a bailar y hacer una “broma” fingiendo tener una erección debajo del pantalón, donde había ocultado una banana. La comida era mejor que en el cuartel, y todos se asombraban de vernos engullir un guiso frío que nadie quería pues recibían alimentos de los familiares. Para las comidas se armaba una mesa larga en el pasillo entre las celdas, oportunidad aprovechada para el intercambio de información. Según se nos dijo, en una celda aislada estaba el responsable de la muerte de los cuatro soldados,cuya foto veíamos por todo despacho militar o juzgado al que nos llevaran. Estas muertes injustificables, así como la del peón Pascasio Báez, no se hablaban, y se trataban de olvidar. Fue en Punta Rieles donde tuve mi primer visita. Recuerdo a mi esposa,hermosa como una muñeca, mirándome con ojos de enamorada, y a mi padre,hoy fallecido, conteniéndose para no llorar. Como buen militante, en cuanto el soldado que me vigilaba se descuidó,les dije que me habían torturado, y que lo denunciaran. En los recreos había fuertes “picados” de fútbol,y allí me reencontré con Ruben Sassano,mi camarada comunista del 26.En Punta Rieles había mucha más libertad de movimiento que en los cuarteles, y el MLN lo aprovechaba para generar una fuerte organización y formación política de los presos. Un día nos anunciaron que nos ibamos para Libertad. Me llamó la atención la despedida tan efusiva que nos dieron todos, con fuertes abrazos. Era porque sabían lo que nos esperaba. En toda despedida nos decíamos la frase del Che : Hasta la victoria siempre.

CAPITULO 14

LIBERTAD : EL 5º. PISO

Subimos a un camión blindado ( e iban....) y fuimos esposados en cadena. Yo tenía en una mano a Blixen y en la otra a un “abuso” . El camión marchó horas y horas . Por una ventana cerca del techo sólo veíamos la luna y algunos árboles. De pronto se detuvo y por la ventana vimos un edificio de ladrillos iluminado: el EMR 1 (Establecimiento Militar de Reclusión número 1,cercano a Libertad).Las puertas del camión se abrieron y pudimos ver dos hileras de soldados con palos, desde el camión hasta la entrada del edificio. Nos quitaron las esposas. El primero bajó, uno de los soldados le dobló un brazo tras la espalda y gritándole “largo,largo” lo hizo correr a toda velocidad hacia el edificio. Algunos de los soldados lo golpearon con sus palos, riéndose, al pasar. Así fueron bajando uno a uno, y los que veiamos esto desde el camión estábamos aterrorizados esperando nuestro turno. Al fin me tocó, y seguí el mismo camino. Entramos al edificio corriendo a toda velocidad, y luego comenzamos a subir escaleras, también corriendo. Iban a ser cinco pisos, cosa que yo en ese momento no sabía. Nos cruzamos con un oficial con un mate y un termo bajo el brazo,que al verme con la cara desencajada y sin aliento le exigió al soldado más velocidad diciéndole : “largo,largo,soldado”. En otro recodo de la escalera un soldado me dio un palazo en el brazo que tenía libre. Al fin llegamos al quinto piso. Cai al piso sin aliento, lanzando un ronquido extraño por la falta de aire. Al quedar en cuatro patas el guardia me hizo continuar gateando dándome patadas en el trasero.Así gateé a lo largo de un corredor hasta la última celda, la 13 izquierda del 5º. B, que sería mi “vivienda” por algunos meses. Luego de entrar, la puerta se cerró a mis espaldas con un chasquido seco. Era un recinto estrecho, con una ventana enrejada que daba a un campo infinito, sin nada. En la pared había un saliente de cemento para dormir, y en un rincón un agujero para hacer las necesidades. Pero mis infortunios de esa noche de diciembre de 1972 aún no habían terminado. Cuando aún no había recuperado el aliento, sentí un fuerte golpe contra la puerta de acero macizo, y una voz hecha ronca a propósito dijo : “ tupamaro asesino, ¿por qué mataste milicos?.Vamos a entrar y te vamos a cagar a palos.”. Me puse en alerta, esperando la entrada, pero nada ocurrió. Pensé “¿habrán matado a alguien,qué habrá pasado, dónde estoy,qué va a ser de mí?”.La tortura psicológica prosiguió toda la noche. No pude dormir, y estuve en tensión permanente,recibiendo todo tipo de insultos. Cuando saliera al día siguiente, me daría cuenta de que el guardia escopetero del corredor se había “entretenido” conmigo.Pero en aquel momento la sensación de desamparo era terrible. A la mañana siguiente se abrió la ventanilla de la puerta y una cara hosca me dijo : “ ¡párese firme!” . Traté de hacerlo de un modo muy desanimado,ya que mis nervios estaban destrozados. “Usted va a ir al paredón” fue la siguiente afirmación. Yo ya estaba resignado a cualquier cosa,pues parecía haber ido a parar al infierno, así que a la pregunta de cuál era mi último deseo respondí con un encogimiento de hombros. Entonces la cara hosca se iluminó con una sonrisa feroz y contestó por mí : “¿comer bien?” dejando en la ventanilla un pan con un pedazo grande de dulce de membrillo. Había sido una nueva “broma” de ese humor de torturadores que parecía dominar los primeros tiempos del penal. En la tarde apareció Gabriel Elgue a ofrecerme algo para leer. Andaba con una especie de biblioteca ambulante. Cuando abrió la ventanilla yo estaba con la cabeza entre los brazos. Mi gesto le debe haber parecido de tanto desánimo que me dijo : “¡Vamos arriba!” . Fui sacado nuevamente a paso largo y con el brazo doblado a la espalda. Me raparon a cero,estado en el que sería sistemáticamente mantenido durante los siguientes dos años. Se me entregó un mameluco con el número 705.Al revisar mis pertenencias un sargento y dos soldados encontraron una foto de mi esposa y se pusieron a hacer comentarios sobre ella en mi presencia. De pronto se dieron cuenta de que los estaba mirando con cara de furia y suspendieron los comentarios, pero me trataron duramente en todos los trámites siguientes. Con Blixen (704) pasamos a que nos hicieran una ficha. Mientras esperábamos en el corredor,miraba los techos y cada rincón del penal.Su comentario fue “parece sólido”. En el quinto piso sector B había muchos presos de Paysandú. Con uno de ellos apodado “el diablo” compartiría más adelante mi celda 13 izquierda. Pero por unos días estuve solo. Junto a mi celda trajeron a Julio Sande, “el abuelo”. Cuando repartían la comida y quedaba la ventanilla abierta sacábamos la cabeza y charlábamos. Frente a nuestras celdas estaba un amigo suyo,hijo de un legislador blanco,con un modo de hablar afeminado. Había otro de los presos de Paysandú con aspecto de homosexual. Me preocupaba que ese aspecto no concordante con el de un revolucionario (como yo lo imaginaba) desprestigiara nuestra causa. No parecía congruente el tener “guerrilleros maricas”. En la Navidad de 1972 asistimos a un oficio religioso ecuménico en la planta baja. Había sacerdotes y pastores entre los compañeros presos, y todos, agnósticos y ateos incluídos ibamos a las misas a salir un rato y comer pan y vino.
Los compañeros presos en el primer piso no podían participar porque eran “asesinos” Nos pusieron parados en filas. Blixen se sentó en el piso y un oficial lo hizo pararse hablándole de muy mal modo. El cura (un francés) empezó a hablar de la Navidad y dijo que dedicaba la misa “ a los compañeros que están detrás de las puertas de sus celdas y no pueden estar con nosotros”. Un escalofrío de emoción me estremeció. Y esta emoción llegó a un climax cuando cantamos "Se precisan niños para amanecer", una canción de Viglietti, con doble sentido referido a la lucha revolucionaria. Era la “orga”, el MLN ,los revolucionarios guevaristas actuando en las narices de los carceleros sin que estos se dieran cuenta. Desde la baranda del 5º se veía a los presos de otros pisos. Destacaba por su altura Rodríguez Beletti,dirigente de UTAA y del 26 que era “jefe de fajina” del tercer piso.Otro ¿ex? comunista. La “orga” había logrado colocar a sus cuadros en todas las tareas del penal. Salvo la vigilancia, las FFAA habían dejado toda la vida del penal en manos del Movimiento de Liberación Nacional. En los recreos “trillábamos” (caminábamos) o jugábamos al fútbol. En los primeros encuentros me asombraron dos cosas : todo el mundo negaba ser tupamaro (“ yo no tengo nada que ver, me trajeron equivocado”) y por otro lado se oían feroces conversaciones de lo que harían con los “milicos” cuando los papeles se invirtieran. Si ellos nos habían tenido encapuchados y vendados, la venganza sería ponerles palillos de ropa en los párpados para que no pudieran cerrar los ojos, y cosas por el estilo. Un día bajaron a Sendic, Fernández Huidobro y otros dirigentes de un helicóptero. Los llevaron en un camión frente al celdario. Uno de los soldados le iba pegando a uno con un palo. Armamos un escándalo bárbaro, golpeando los barrotes con platos y jarros de metal. Cuando el soldado se dio cuenta de que cientos de ojos lo estaban mirando, tapó su cara con las manos. Al principio estábamos mezclados “pesados” con “livianos”, pero pronto se dieron cuenta de que no era conveniente, y a los “pesados” los fueron pasando al segundo piso. Uno de los primeros en ser detectado por un oficial y trasladado fue el “Bolita” Blixen.Ya en el 5º piso empecé a ver lo que sería habitual en las barracas : los libros marxistas con tapas de otra obra “inocente”. El ascenso del gobierno peronista en Argentina y la amnistía para los presos políticos dio mucha “manija”. Se golpeaban “bombos” y se decía (en serio): “El Pocho va a mandar aviones a rescatarnos”. Esto era el fruto de la doble relación del MLN con grupos armados argentinos : en su faz “nacionalista” con Montoneros y en su faz marxista-leninista con el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) de Santucho. Ambos grupos tenían en común ser castristas. De noche se charlaba por las ventanas de las celdas con la gente de los pisos de arriba o abajo, mientras no se era detectado por los guardias de las torretas. Recibía cartas de la “flaca” Graciela, haciéndose pasar por familiar para darnos a entender que el 26 seguía funcionando. También el partido buscó la forma de conectarse conmigo aún dentro de la cárcel para decirme que no me abandonaba y me seguia considerando un militante comunista. En febrero de 1973 nos distribuyeron celda por celda los comunicados 4 y 7.En un análisis primario nos parecieron progresistas. Bajábamos a veces a la cocina a pelar papas. Un día me crucé con Sendic y la plana mayor en la escalera, y otro día me encontré en la cocina con Fernando Vázquez,hoy representante del 26 de Marzo en la mesa política del FA. Nos dimos un gran abrazo y le dije :”¿viste por qué no acepté entrar al UGAF?” .

CAPITULO 15

LIBERTAD : LAS BARRACAS

En mayo de 1973 fui trasladado a las recientemente construidas barracas. Hasta mi liberación las recorrería todas. Era hermoso ver las puestas de sol . Se veia como un enorme círculo naranja descendía lentamente, y el cielo se ponía totalmente rojo. En cada barraca convivíamos unos 40 o 50 presos en cuchetas dobles. En invierno teníamos una quematutti que debíamos alimentar toda la noche y nos turnábamos para ello. Había más espacio para moverse que en las celdas, obviamente. Me gustaba caminar por el pasillo y dada mi velocidad algunos me decían “bip bip correcaminos”. Hacía mucho ejercicio, a veces en compañía del “negro” Delbono,un miembro de FARO (Fuerzas Armadas Revolucionarias Orientales brazo armado del MRO), muy propenso a la discusión ideológica. Defendía las tesis del trotzkista argentino Abelardo Ramos. Otro FARO era el “viejo” Victor Hugo ,que tenía algo que me interesaba mucho : proclamaba a quien deseara oirlo que era comunista y partidario de la URSS. También conocí a los hermanos Harari Dubinsky.A uno ya lo conocía de la Facultad de Derecho.También a Edmundo Canalda, que como los Harari terminó siendo directivo de una gran editorial. Otro era el “gordo” Quartino, economista fallecido luego de ser diputado tupamaro. El encargado de la biblioteca,”Castrito´” distribuia literatura marxista con las tapas cambiadas.Se formaban grupos de estudio de marxismo y leninismo por todos lados. Los comunistas llevábamos la voz cantante en ellos. Se hizo un festival, y en presencia de los oficiales se interpretaban canciones de los chilenos Quilapayún.En una de ellas (“la muralla”) al llegar a la parte que decía “el sable del coronel” era cambiada por “el sable de quien-yo-sé”. Todos aplaudíamos interiormente esta burla a la ignorancia de la oficialidad militar que no conocía las canciones revolucionarias. Su formación como cuadros contrarrevolucionarios consistía en un pequeño barniz de conocimientos de marxismo y de guerra revolucionaria, pero no conocían a fondo el pensamiento y el estado de alma de quienes creían en la revolución socialista. Un día apareció el subdirector de la cárcel preguntándole a quien se le cruzara si era maoísta o prosoviético. Por supuesto que nadie le contestó. Otro día un oficialito me encontró solo (los demás estaban en el recreo) y me preguntó qué estaba leyendo.Se trataba de Neruda y una serie de poemas elogiando a Stalin,de profundo contenido comunista y prosoviético. Le dije que era poesía y no averiguó más . Luego me preguntó qué delito había cometido. Estuve tentado de decirle que ninguno porque era un preso político, pero me aguanté, porque sin testigos sólo serviría para que me sancionaran, y le contesté con los cargos que me habían dado : Atentado contra la Constitución en el grado de conspiración, asistencia a la asociación subversiva y Ataque a la Fuerza Moral del Ejército y la Marina (no sé por qué se olvidaron de la Fuerza Aérea).Una mañana, luego de la hora de levantarse, estaba recostado en la cama leyendo. Entró un oficial y nos dijo que salieramos a mi y otro compañero que también estaba recostado. Se trataba de un paisano buenote llamado Barreto que había sido detenido no sé cómo (el que mató una tarántula en la quinta y le dijo “cagaste batracio” para demostrar que estaba estudiando zoología).Nos llevaron a una carpa y un “viejo” (oficial superior) lo rezongó severamente (una “meada” en la jerga miliquera) y luego a mí. Barreto estaba muy asustado. Yo escuché inmutable. Resolvió enviarnos sancionados a la “isla” de castigo. Era un celdario de condiciones tétricas. Allí marchamos. Cuando salimos de la barraca con los colchones al hombro fue emocionante. Los demás compañeros a cada lado del pasillo batían palmas y gritaban dándonos ánimo. En la “isla” quedé tapiado. La celda era sin ventanas ,muy oscuro, y mi único contacto con seres humanos era cuando dejaban la comida detrás de una doble reja. El agua salía un par de veces al día de un cañito y había que estar
alerta para aprovecharla. Por suerte estuve sólo un par de días y luego me pasaron al segundo piso. Allí estaban los “pesados” del MLN,que al enterarse de que era primo de Gonzalo y Fernando Romero Bassanta se desvivieron por ayudarme. Me trajeron cosas de comer y un libro de Huberman y Sweezy, marxistas norteamericanos , sobre el imperialismo.Desfilaban por mi ventanilla a saludarme todos los que estaban condenados a decenas de años por matar policías y militares, secuestrar políticos y embajadores, y poner bombas diversas. Para mí eran compañeros guerrilleros, como yo construyendo el ejército popular para la liberación del Uruguay. De vuelta en la barraca, la mañana del golpe de estado, 27 de junio de 1973 nos despertaron marchas militares . Uno de los milicos de guardia había puesto su radio a todo volumen para que oyéramos los comunicados que informaban de la disolución del parlamento.Comprendimos que ahora sí estábamos desamparados, sin ningún respaldo jurídico, si es que alguna vez lo habíamos tenido, y que nuestros conciudadanos ahora empezaban a vivir el mismo sistema antidemocrático que nosotros estábamos padeciendo hacía años. Conseguimos “El Diario” a cambio de una cebadura de yerba, y nos enteramos de que la CNT estaba haciendo una huelga general. Nos mordíamos por estar en la calle junto a nuestro pueblo en lucha, y yo junto a mi partido dirigiendo la resistencia antifascista. Esa noche hubo guitarreadas con canciones revolucionarias más o menos disimuladas. Se destacaba por su producción de letras tupamaras el “Tito” Pereira.Años después sería “seispuntista”. En una de las barracas conocí a Pedro Dubra(según he oido hoy fallecido)de cuerpo atlético y que hacía “lagartijas” con un pucho en la boca. Un día entró un oficial de inteligencia , vió a Dubra leyendo “El día del chacal” y le preguntó si estaba aprendiendo a hacer atentados. En las navidades preparaban un licor casero que llamaban “escabio” que ante la guardia se hacía pasar por té.
Las visitas eran cada dos semanas, por teléfono y con un vidrio en el medio.En la fila me tocaba estar detrás de Rodrigo Arocena, el actual rector de la Universidad.
A veces había maniobras y los soldados corrían alrededor de las barracas y se oían disparos y tableteo de ametralladoras. Nos hacían tirar al piso, y alguien comentaba sarcásticamente : “ahí viene Bidegain con los perros cimarrones”,haciendo referencia a un dirigente tupamaro que no había sido capturado.Todo lo que salía del penal, incluso las bolsas de basura era perforado con largos pinchos por si había alguien adentro. Una tarde me dijeron que iba al juzgado. Antes de salir nos hicieron desnudar y nos abrieron las nalgas para ver si teníamos escondido algo en el ano como Papillón. .Este tipo de revisación se sentía como particularmente humillante. Iba con nosotros un coronel tupamaro que por la cara de miedo que tenía se notaba que le habían hecho de todo. Ya en el juzgado había parados varios civiles custodiados por “tiras” (agentes de inteligencia policial).Nos pusimos a entonar canciones de la Guerra Civil Española (republicanas y comunistas) para darles ánimo.Con nosotros iban los hermanos Mármol. Me comunicaron que se había decretado mi libertad y la de Julio Sande (¿los que mejor habíamos declarado del grupo?).Pero fui conducido de nuevo a la cárcel. Fue peor que me lo dijeran, porque la mente empezó a llenarse de fantasías de reencuentro con mi esposa, mis padres,mi partido ahora en la clandestinidad, con las calles y lugares casi olvidados. Empezó una angustiosa espera.Una tarde nos sacaron a cortar árboles a un monte cercano. Ya antes habíamos ido a palear arena a camiones. Aceptábamos estos trabajos, lo mismo que la quinta, porque era una forma de salir y hacer ejercicio. Nos custodiaba la Guardia Metropolitana, mirándonos con odio. Me tocó serruchar un árbol con otro “liberado” que tenía los nervios destrozados. Demostraba un temor tremendo a los milicos. De pronto un oficial de la Metro con una metralleta en sus manos se acercó a nosotros a preguntarnos de qué estábamos hablando. Le dijimos que era sobre nuestra pronta libertad. Se rió y dijo que seguramente nos ibamos a ir a Alemania a entrenarnos para la guerrilla como otros,y que eramos unos vagos para trabajar. Que si nos agarraba Fidel nos iba a tirar al Caribe para que nos comieran los tiburones.Regresamos entre una doble hilera de la Metro apuntándonos con caras feroces. Al llegar los dos fuimos llevados al celdario sancionados. El oficial había dicho que nos habíamos negado a trabajar. Mientras esperábamos para subir vimos una escena escalofriante.Un compañero en una fila dijo que se sentía mal y el oficial le ordenó ponerse de piernas abiertas delante de todos y con la cabeza entre los barrotes . Fue muy desagradable tener que estar ahí viendo esa humillación de corte fascista. Por fin un día de 1974 me dijeron que preparara mis cosas, que iba para la “isla”, paso previo a salir. En la celda estaba Julio Sande. Pasamos la noche sin dormir,charlando. Julio me preguntó que iba a hacer. Le contesté que me iba a incorporar al partido comunista en cuanto pudiera, ilegal después del golpe, pues la aventura tupamara había sido un fracaso. No le dije que en realidad nunca había dejado de ser del partido. A la mañana siguiente marchamos con nuestras cosas hacia la salida. Al pasar frente al celdario todos nos despedían desde las ventanas con gritos de ánimo. Del otro lado me esperaban mi esposa y mis padres.Los abracé y partimos en la camioneta de mi padre rumbo a Montevideo.
Al mirar hacia atrás vi el celdario rojo y pensé en los compañeros. Iba a luchar contra el fascismo por su libertad.

CAPITULO 16

COMUNISTA CLANDESTINO

Al llegar a Montevideo me esperaba en mi casa un grupo de militantes del 26 con un cartel de “bienvenido”. Allí estaba Angeles Balparda, hoy conductora de “Mañanas de radio” en CX 36, y Ruben Puyol , hoy dirigente de ADEMU. Les conté mis experiencias. Luego recorrí las calles con mi esposa asombrándome ante las pintadas del partido comunista. Pocos días después visité a Edgar Paz, “ el simio” en busca de contacto con “el partido”. Luego de las consultas correspondientes, me contestó que dado que estaba en “libertad vigilada”(debía concurrir al 9º de Caballería , Blandengues, cada 15 días a firmar)el partido había resuelto por un tiempo tenerme “en el congelador”(es decir, inactivo). Pero inmediatamente empezó a hacerme llegar “Carta “ y otras publicaciones clandestinas de la CNT y la FEUU, en realidad todas hechas por el partido. Meses después se resolvió que el comercio que mi padre me había ayudado a instalar en Maldonado y Minas pasara a ser un “buzón” de las publicaciones partidarias clandestinas. Es decir, un escondite y centro de distribución de ellas. Un moreno flaquito cuyo nombre nunca supe (se presentó con una contraseña)me hacía llegar los paquetes con los diarios recién impresos, y otros cuatro rostros sin nombre que se presentaban con la contraseña adecuada los retiraban días después para su reparto. El encuentro con ellos era la oportunidad del intercambio de información y opiniones con camaradas. Por mi parte busqué hacer algo más. Recolecté de muchas partes viejas publicaciones comunistas(la revista teórica “Estudios”, folletos del PCU, publicaciones soviéticas) y las hacía circular entre gente de confianza del barrio,así como “Carta”.En el negocio le “buscaba la boca” a la gente para detectar quienes eran frentistas, y hablaba con ellos. Así fue hasta fines del 74. Era dificil ir a firmar porque a menudo oficiales de inteligencia me interrogaban y trataban de llevarme a terrenos ideológicos que eran muy resbaladizos. Debía tragarme lo que pensaba y fingir lo que no era. Dolía. Mi esposa Teresa estaba embarazada y a punto de dar a luz. Mi padre, bastante enfermo ya, me ayudaba a atender el comercio,sin imaginar que algunos de los bultos eran cientos de diarios comunistas clandestinos. Faltando pocos días para Navidad, de pronto veo parar una camioneta militar frente a la puerta del comercio y descender un oficial y un sargento acompañado de varios soldados armados con fusiles. El oficial dijo que debía acompañarlos.¿Por qué? Pensé que me habría olvidado de ir a firmar, pero no era así. No supieron o no quisieron decirme por qué me detenían. No era necesario : estábamos en una dictadura y la arbitrariedad era la norma general. Pedí para avisar a mi casa,para que alguien fuera a atender el comercio. Me dejaron ir al almacén de la esquina,y desde allí telefoneé a un vecino (en casa no había teléfono).La gente del almacén miraba con curiosidad a los militares que me acompañaban y más cuando dije “me llevan detenido las Fuerzas Conjuntas”. Esperamos un rato. Se empezó a congregar gente en las esquinas,entre las que vi a varios frentistas.Uno de ellos, un muchacho, entró al salón como para comprar.”Borráte”, le dije,”me llevan preso”. Igual quiso arriesgarse para demostrarme su solidaridad. Finalmente resolvieron no esperar más. Dejé la llave a una vecina que me dio un beso, y subí a la camioneta. Allí pude ver a un militante del FARO que había conocido en Libertad. Aún pasamos por la casa de otro ex – preso a recogerlo. Luego marchamos para el cuartel de Blandengues. Al llegar me vendaron los ojos y pensé ¿habrán descubierto que soy un militante comunista clandestino y van a torturarme? Luego de recorrer corredores que me parecieron interminables, al sacarme la venda vi que estaba en un consultorio médico. El galeno me revisó, y luego fui llevado a un pequeño calabozo. Pude oir que el militante del FARO estaba al lado. Nos pusimos a conversar, y pasados los días a cantar juntos a voz en cuello sin importarnos dónde estábamos, canciones de la República Española. Sólo nos sacaban de mañana a lavarnos (no bañarnos) y cuando pedíamos a gritos para ir al baño. Cuando algún soldado nos traia la comida (un guiso) aprovechaba para volver a preguntar por qué estaba detenido, y hasta cuándo. El día de Navidad me abrieron la celda a medianoche y vi a varios soldados de civil . ¡Zas!(pensé) “ahora me dan la salsa”.Pero era sólo para darme un vaso de gaseosa. Un día pedí una hoja y un lápiz y escribi una carta diciendo que mi esposa estaba embarazada y que solicitaba me dijeran por qué causa estaba detenido, y hasta cuándo me iban a tener, porque necesitaba trabajar y no creía que mi padre enfermo y mi esposa embarazada fueran capaces de atender un comercio. Esa madrugada me llevaron al despacho de un oficial. En las paredes había numerosas fotos de competencias de equitación.El oficial me dijo que había leído mi carta , y que aunque no era partidario de esas medidas, debía cumplirlas porque eran ordenes superiores. No contestó a mis interrogantes, pero me tuvo un buen rato tratando de sonsacarme mis ideas. Me dijo que para él todos, tupas, bolches, MRO, eran lo mismo. Trató de ver si yo sabía sobre una tendencia dura ,marxista –leninista de los “peludos” de UTAA, de la que yo no había oído hablar. Volví al calabozo igual que había salido. Así pasó el fin de año. Oiamos los fuegos artificiales y pensábamos cuánto más nos tendrían. Dos días después de Reyes, el 8 de enero de 1975 , con la misma falta de explicación con la que me habían traido, me dijeron que preparara mis cosas para irme. Iba dejando el cuartel cuando me crucé con un oficial mate en mano y termo bajo el brazo. A pesar de que la razón me aconsejaba salir
de allí lo antes posible,quise averiguar por qué me habían tenido preso casi un mes. Le pregunté y se pasó un dedo por el cuello diciendo “para que no lo pasaran a cuchillo”. No pregunté más y me fui lo más rápido que pude.Durante los 33 años que han transcurrido desde entonces, he pensado mucho sobre esa respuesta. El día que me detuvieron había sido asesinado el coronel Trabal,agregado militar en París por una supuesta “Brigada Internacional Raúl Sendic”. No se sabe hasta hoy si lo mataron los tupamaros, algún grupo francés similar o los propios militares, por una lucha entre facciones. Cuando yo ya estaba detenido aparecieron muertas varias personas en Soca, que habían estado presas por tupamaras, en una aparente represalia por la muerte de Trabal. ¿Estaré vivo porque unos militares me detuvieron para que otros no me mataran? O quizá fue otra represalia más suave que matarnos. Nunca lo sabré. Paré un taxi y me dirigí al salón. Al llegar mi padre se emocionó mucho y me abrazó. Tomé plata de la caja y pagué el taxi. Había un corredor, que al enterarse de lo que me había pasado,dio a conocer su identidad frentista y me expresó su solidaridad. Pregunté por mi esposa. Mi padre me dijo que estaba en la Española visitando al médico. Fui hacia allí. Cuando entré al pasillo, la vi sentada,hermosa con su pancita. Se emocionó mucho al verme. Estuve con ella hasta que vió al médico. Todo estaba bien, y mi primer hijo pronto iba a nacer. Me había esperado. Resolví volver con mi padre para ayudarlo .
Nada más llegar fue emocionante el desfile de vecinos que comenzó. Todos venían a besarme o a estrecharme la mano, expresando así su rechazo a la dictadura militar, y su simpatía por jovenes perseguidos. Me enteré que el doctor Bossano, que vivía a la vuelta, había estado todos los días para ver cómo estaba mi esposa. A la mañana siguiente salíamos rumbo al sanatorio. Nació mi hijo mayor el 9 de enero de 1975.Al sanatorio acudieron todos los duendes de la clandestinidad (como decía Arismendi) del PCU,militantes del 26 y mis ex – compañeros de prisión. Pronto empezó la redada contra el partido comunista. Cientos fueron detenidos, entre ellos dirigentes importantes. Un día Edgar me comunicó que se iba para España. Su cuñado estaba refugiado en la embajada de México junto con muchos otros bolches. Me escribió desde España, y yo le contaba lo que pasaba en Uruguay. El único medio de comunicación eran las cartas, y ni imaginábamos lo que sería algún día la Internet.Comencé a escuchar las emisiones radiales de onda corta de Radio Moscú, Radio Berlín Internacional (de la RDA) y Radio Habana. En ellas hablaban dirigentes del PCU exiliados. Estaba “colgado”, sin más contacto con el partido que escuchar esas radios. Un día(años después) fui a llevar las libretas de quiniela con mi hijo a la agencia, y éste en medio de la gente repitió en voz alta algo que oía a menudo : “Radio Habana Cuba, transmitiendo desde Cuba, primer territorio libre en Amèrica”. Quería que me tragara la tierra. Menos mal que no pasó nada, pues la gente no oyó o no entendió. Nació mi hija mayor, y teníamos abierto el comercio 14 horas diarias, incluidos los domingos, para poder subsistir. Día a día veía en la prensa y la televisión cómo mis camaradas eran detenidos,y esperaba mi turno. Un día vi entrar a alguien con lentes oscuros, cuya cara me pareció conocida:era León Lev, en ese momento secretario general del partido en la clandestinidad (hoy director de la URSEC como miembro de Alianza Progresista).El partido había resuelto venir a buscarme. Me dejó una contraseña para que pasara otro camarada del aparato clandestino a “reengancharme”. No sabiendo cómo expresar mi alegría, cuando quiso llevar unas golosinas (¿para sus hijos?) y pagarlas, no se las cobré. Aceptó complacido. Fue la última vez que lo vi antes del día en que apareció su foto en la pantalla de mi televisor comunicando que el líder del comunismo clandestino había sido detenido. Cuando lo vi lloré. El día de nuestro encuentro salió del salón y se perdió en la misma nada de donde había salido.Pocos días después un joven de unos 25 años (yo tenía esa misma edad) con aspecto de universitario se bajó de una moto casi a la hora de cerrar, y para mi sorpresa me dio la contraseña. Me llevó en su moto hacia la casa de Bulevar Artigas que me habia prestado mi tío Manuel (el padre de mis primos tupas)que estaba de viaje, para quedarme con mi esposa y nuestro bebé hasta que pudiéramos alquilar algo.(Esa casa de Bvar. Artigas casi Rivera es en 2013 un local de la emergencia médica SEMM) Al entrar un pensamiento me preocupó. Si las fuerzas represivas de la dictadura me detenían por ser un militante comunista clandestino luego de haber estado preso por tupamaro, la tortura iba a ser muy dura,ymi familia iba a quedar desamparada. Pero mi fe comunista venció el momento de duda : la Revolución era más grande e importante que mi pequeña vida individual, y para ser un verdadero comunista como Lenin, Fidel o el Che, debía estar dispuesto a sacrificar cuanto fuera necesario. Otros tomarían luego la bandera para seguir la lucha. Resolvi pues seguir en la labor clandestina y prepararme anímicamente para ser ferozmente torturado en caso de ser detenido, ya que seguramente mi conexión con el MLN haría pensar a los militares que algo tenia que ver con el aparato militar del partido, que en esos días había sido desmantelado. Concurrí a ver la exposición de armas vietnamitas que habían capturado, en el Subte Municipal. También exhibían todo tipo de propaganda comunista decomisada. También el partido estaba interesado en mi experiencia tupamara y se me pedia contar hasta el último detalle del funcionamiento clandestino de la “orga” para utilizar esa experiencia.Cada vez eramos menos los comunistas clandestinos. No nos reuníamos y sólo hacíamos circular las publicaciones(cada vez más rudimentarias).Cada número de “Carta” (con letra cada vez más chica)era un triunfo. Las redes eran una y otra vez destruídas por los servicios de inteligencia militares y policiales, y una y otra vez eran reconstruídos como se podía.El comercio siguió siendo un buzón hasta 1977,en que mi contacto desapareció. Quedé a la expectativa. ¿Habria sido detenido?Durante meses esperé ser detenido, pero nada pasó. Seguía hablando con los vecinos, dándoles “línea”.Uno de ellos , un hombre que compraba cigarrillos negros baratos y llegaba en una bicicleta se me reveló como comunista y comenzó a hacerme llegar “Carta”. Tenía cáncer y un “ano contra natura”.Pese a ello seguía fervientemente en su labor comunista. Me pedía los cigarrillos fiados pero pagaba. En 1978 también desapareció. Quizá haya fallecido. Al fin alquilé una casa a media cuadra del comercio. La vecina del corredor tenía el marido preso por tupamaro,en Libertad. A los pocos meses salió y hasta mi salida del país aquel corredor sería un bastión revolucionario. Luego aparecerían otros liberados en la vecindad, alguno de los CRAF (Comités de Resistencia Antifascista).Comenzamos a acercarnos, a oir las radios de onda corta juntos y a mantener un permanente diálogo y análisis conjunto de la situación. Incluso fuimos a una misa el primero de mayo de 1978 e increpamos a Monseñor Partelli, jefe de la Iglesia Católica,por la poca fuerza con la que esa institución religiosa se oponía a la dictadura. En 1978 retomé contacto con el partido, esta vez con una célula muy importante,directamente vinculada a la publicación de “Carta”. En 1979 nació mi tercera hija, y falleció mi padre. También fue el año del triunfo de la Revolución Sandinista, que dio un gran aliento a nuestra lucha. Era increible ver a los sandinistas en los noticieros de TV (aún en blanco y negro) expresando su adhesión a Cuba socialista. En 1978 y 1979 me visitaron varios ex –compañeros de prisión que iban siendo liberados. Uno de ellos fue Fernando Vázquez, que me propuso integrar una nueva organización nacida en la cárcel , el seispuntismo ( no lo llamó asi, pero yo ya lo había oído llamar así) precursor del Movimiento 26 de Marzo actual.Los seis puntos eran : 1)Reivindicación del MLN como movimiento de liberación nacional, una de las fuerzas de la revolución mundial según la teoría soviética.2)Reivindicación de su dirección histórica (Sendic y otros aún en prisión) 3)la URSS vanguardia de la Revolución Mundial 4)Cuba vanguardia de la Revolución Latinoamericana 5)alianza estratégica con el PCU 6)la lucha armada (como dijera la segunda declaración de La Habana) es la vía principal de la revolución. Sabiendo mi pasado (no aquel presente)comunista,pensó que me interesaría. Me las vi en figurillas para negarme sin decir que era miembro del aparato clandestino del PCU. Al poco tiempo también Carlos Percovich vino en la misma línea. Le pregunté por qué si eran prosoviéticos no se incorporaban al PCU. Me contestó que no les convenía declararse comunistas pues mucha gente rechazaba la palabra. Para corroborar su modo de pensar en aquel momento, me dejó para leer “Cuestiones del leninismo” de Stalin, en edición china, y un folleto de Jorge Dimitrov sobre el Frente Popular, editado por la Internacional Comunista. Materiales difíciles de encontrar en época de dictadura fascista. A Carlos lo encontré varias veces en festivales de “Canto Popular”, un ámbito en el que nos congregábamos todos los que estábamos contra la dictadura. Meses más tarde me enteré por un hermano suyo que se había ido para Suecia. Este me informó de todos los pasos necesarios para llegar allí. La idea quedó flotando en mi mente. La pondría en práctica a comienzos de 1980,cuando las circunstancias me obligaran a utilizar esa vía de escape.

CAPITULO 17

EL EXILIO : BRASIL

Mis contactos desaparecieron nuevamente. Resolví que no debía seguir arriesgando ser detenido, y que quería desarrollar una actividad política más amplia saliendo del país. Era una decisión difícil porque debía dejar abandonado nuestro comercio. No podía venderlo porque esto alertaría a los militares ante quienes debía presentarme cada 15 días. Era difícil porque debía partir hacia un destino incierto con mi esposa y mis tres hijos,la más pequeña apenas de unos meses. Pero era el deseo de nuevos horizontes y el comienzo de la desilusión con el comunismo ,cuyos desplantes dictatoriales donde gobernaba y la pedantería de sus militantes uruguayos aún en condiciones de clandestinidad (“somos los mejores e invencibles” era la actitud)comenzaban a minar mi fe en la “sociedad sin clases”. Partimos hacia Brasil dejando todo atrás. En el camino en varias oportunidades vimos patrullas del Ejército que nos hicieron poner intranquilos. Al fin llegamos a la frontera. Pero había que pasar por la aduana uruguaya y entregar los documentos,lo cual podría traer contratiempos. Podría estar requerido ya. Según supe después los militares habían ido al salón y detenido a mi cuñado, a quien se lo había dejado. Tomamos un taxi y cruzamos la frontera sin hacer el trámite. Allí tomamos un ómnibus hacia Río de Janeiro. Recorrió lugares con paisajes maravillosos.Al fin llegamos a Río.Nos costó localizar las oficinas de ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados).A la funcionaria que nos recibió, le dije que era un ex – preso político y le mostré materiales de la CNT y el PCU clandestinos que había llevado en mi ropa interior, para demostrar de algún modo que era un militante antidictatorial. Nos aceptaron y enviaron a un hotel. El calor era asfixiante. Por las paredes de la habitacion corrían lagartijas. Los reptiles eran del tamaño de un ratón y sumamente desagradables. Pasamos una noche no muy tranquila allí. Al día siguiente nos llevaron a unas viviendas de la Iglesia Católica brasileña. Era una especie de “cantegril” con casitas de techo de zinc y un baño común. Una noche estabamos cambiando a la beba cuando del techo cayó sobre la cama una enorme lombriz,quedando enroscada. La comida la hacíamos en común. La mayoría de nuestros “vecinos” eran argentinos ,Montoneros, maoístas y del ERP.Huían de la matanza que hoy conocemos. También uruguayos del MLN y FARO. Fuimos convocados a una asamblea en una iglesia en la que se plantearon dificultades ,sobre todo creadas por un grupo de chilenos “lumpen”, desclasados como la mayoría de los “refugiados” de ese país, que podían cerrar ese camino de asilo. Pedi la palabra e hice un vibrante discurso diciendo. “Vengo del Uruguay, huyendo del fascismo, la tortura y la muerte”, y continúe exhortando a impedir que se cerrara esa vía de escape a quienes desde la clandestinidad y las cárceles resistían el fascismo. Fui muy aplaudido. A la siguiente semana se realizó otra asamblea. En el interín había conocido a un comunista uruguayo. Se habló de crear un “comité de exiliados” y de elegir la directiva. El camarada me propuso, y para mi asombro un bosque de manos se levantó para votarme. Así integré la dirección de ese comité, siendo su secretario de actas hasta mi partida hacia Suecia. Semanas más tarde fuimos trasladados a un apartamento cerca de la playa de Copacabana, en la que teniamos una habitación para los 5 y en las demás habitaciones había uruguayos del MLN y FARO. La convivencia se hacía difícil. No es fácil para una familia compartir el baño y la cocina con otras muchas personas. Mientras, leía todo lo que caía en mis manos ,porque en Brasil había literatura marxista en abundancia. En ella veía la creciente desilusión enla izquierda con el sistema soviético y aún con el castrista. Seguia oyendo Radio Berlín, y así me enteré de que habían llegado a Suecia la dirigente del PCU Ofelia Fernández y su compañero Santana. Más tarde nos mudamos a otro apartamento con sólo una pareja de uruguayos. Su niño sufría de incontinencia. Antes de dejar Brasil fuimos aún a otro apartamento con una pareja de montoneros argentinos. Un día vinieron a llevarse los muebles y asustaron mucho a los niños. Tuvimos que dormir en el suelo hasta partir. Fueron varios meses en Brasil, hermoso país, hasta que llegó la hora de partir. Pero antes tuvimos que pasar por el DOPS (Departamento de Orden Político y Social, la policía política) donde los agentes nos trataron con gesto de aborrecimiento. En ese trance trabamos contacto con varios “seispuntistas” que serían nuestros compañeros de viaje a Suecia. No teníamos pasaporte. Debíamos viajar con un documento provisorio de las Naciones Unidas,que acreditaba nuestra condición de refugiados.En el aeropuerto nos despidió el camarada y me obsequió el libro “El caballero de la esperanza”, con la biografía del líder comunista brasileño Luis Carlos Prestes. El documento de la ONU nos creó ciertas dificultades para pasar la aduana, pero al fin marchamos hacia el avión que nos llevaría hasta Dinamarca.

CAPITULO 18

EL EXILIO : MOHEDA

En el vuelo ibamos con varios seispuntistas,entre ellos el “ruso” de San Javier. Una tormenta hizo temblar y crujir al enorme avión de tres hileras de asientos. Pensamos que nos había llegado la hora,y con mi esposa cerrando los ojos nos tomamos de las manos. Pero por suerte la tormenta pasó y seguimos nuestro largo viaje hasta Copenhague.Al cruzar el Ecuador nos dieron un diploma con Neptuno y su tridente. Al llegar a Dinamarca me volví el portavoz del grupo de uruguayos, ya que era el único que hablaba inglés fluídamente. Fue así como conseguí comida, duchas y lugares de descanso mientras esperábamos el avión para Suecia. Por fin partimos. En el vuelo todos eran nórdicos, y por los parlantes se oían mensajes en sueco,dándonos la primera impresión de lo difícil que iba a resultar entender esa lengua escandinava. Compramos unos chocolates excelentes rellenos de avellanas, y mi inglés sirvió una vez más para conseguir leche para nuestra bebita. Nos acompañaba un muchacho de la UJC con el que perderíamos contacto luego de llegar a Suecia. Al llegar al aeropuerto de Vaxjo, y pasar la aduana,vimos un grupo de personas con un cartel que decía “bienvenidos”. Saludamos con los puños en alto. A los seispuntistas los esperaba un nutrido grupo de sus camaradas,entre los cuales estaba el “yuyo” de la Facultad de Agronomía. A nosotros no nos esperaba más que la intérprete del campamento, una chilena. Nos llevaron en una camioneta por las calles bien iluminadas de una ciudad muy moderna y limpia. Al llegar al campamento, de cabañas muy bonitas, salió mucha gente a recibirnos. Pudimos reconocer a algunos que habían estado con nosotros en Río. Nos llevaron a una cabaña de madera muy amplia,con baño, living y tres dormitorios. Esa noche comenzó el desfile. Primero llegaron los seispuntistas,y les dije que era del partido comunista. Lo comunicaron a los camaradas, y vinieron inmediatamente “Fosforito” Zeballos,municipal, el “Filo” Yamandú Brum y una camarada que había llegado de Punta Rieles con Ofelia Fernández. Charlamos hasta que quedé exhausto,contándoles de la resistencia a la dictadura en Uruguay. Cuando por fin me fui a dormir, fue increíble la comodidad de la cama y la enorme almohada suecas. Al día siguiente conocí a Ofelia Fernández y su compañero Santana, que había estado preso por vínculos con el MLN como yo (¿otro de la orquesta roja?) .Lo que empezó como una conversación terminó siendo un verdadero interrogatorio durante el desayuno,lo que me molestó, y les pedí que me dejaran comer tranquilo. Empecé a estudiar sueco y dada la intensidad con que abordé la tarea, y mi natural disposición para aprender idiomas, en poco tiempo tuve un dominio aceptable de esa lengua y comencé a servir de intérprete a los demás. Nos levantábamos muy temprano y estudiábamos textos de Arismendi como “Primavera popular en Nicaragua”.Nos visitaban exiliados de otros países,como el “negro Choche”, dirigente de la UJC que vivía en Hungría. Años después lo vería trabajando en “La República”.También un socialista que he visto como secretario de Tabaré Vázquez.(En 2014 veo que se llama Ariel Bergamino, es embajador en Cuba y será asesor de Tabaré Vázquez en su campaña electoral) Participábamos en marchas contra Pinochet, y conjuntamente con los seispuntistas preparamos un acto para pedir la libertad de Sendic y demás dirigentes del MLN. Ahí me reencontré con Fernando Vázquez. Mientras tanto los suecos nos llevaban en bañaderas a visitar castillos y otros lugares históricos. Durante una semana hicimos una huelga de hambre por los presos políticos uruguayos en el edificio de la municipalidad de Vaxjo, con Ofelia y otros bolches.Carlitos Percovich nos visitó. La huelga salió en los diarios suecos.
Cuando llegué a casa Teresa me esperaba con un pollo, pero estaba tan pasado de hambre que no pude comerlo. Poco a poco empecé a darme cuenta de que Suecia era un lugar maravilloso :hermosas viviendas, alta capacidad de consumo, enorme libertad (más aún viniendo de una dictadura)y gran seguridad social.Y pese a ser un país capitalista estaba lleno de exiliados de los países socialistas,que contaban pestes de la URSS y los demás “estados obreros”. Empezó también a molestarme el doble discurso de mis camaradas : por un lado hablaban pestes del capitalismo, pero aprovechaban hasta el último centavo que se les daba, y disfrutaban de los lujos “burgueses” como el mejor. Es más : engañaban a los suecos haciéndoles financiar como “culturales” publicaciones partidarias. Empecé a darme cuenta de que su corazón estaba en Moscú pero su cuerpo deseaba vivir en el capitalismo. Otra cosa que me molestó fue la “cocina” que se hacía con los seispuntistas.Antes de hacer las asambleas de la colonia uruguaya,los lideres del PCU y los puntos se ponían de acuerdo sobre quién iba a hablar, qué iba a decir, y hasta en qué orden. Para los demás,parecían intervenciones espontáneas.Era realmente desagradable para los que estábamos “en el ajo” ver el desarrollo de esta comedia, ensayo de robotización.Nos llegaba “Desde Uruguay” y otras publicaciones del PCU que ya desde Brasil recibía de Edgar Paz. Empecé a tener mucha información sobre los países socialistas: el hambre, la miseria y la falta de libertades. Esto, unido a la actitud de mis “camaradas” comenzó a desilusionarme. Sobre todo la actitud de “Filo”, yerno de dos dirigentes importantes del PCU, que hacía hasta ostentación de las revistas pornográficas que compraba, y que tenía en general una actitud consumista que no era lo que yo esperaba de los comunistas. Un día le pregunté a Ofelia Fernández por qué yo no conocía a Brum, siendo que todos los militantes de la UJC habían estado en contacto conmigo en alguna oportunidad. Me contestó : “es uno de los hombres grises del partido”.Ahí entendí : los hombres grises, los hombres del aparato armado,del ejército rojo, de las FARC uruguayas, listos a usar la violencia cuando llegara la hora. Un día Santana de muy mal modo me pidió que hiciera una carta para Arismendi con los nombres de todos los clandestinos del partido y oficiales militares que conociera. Me negué a dar una información que no sabía a donde iba a ir a parar, y eso no gustó nada. Sumido en un mar de dudas , me alejé de la militancia partidaria,y comencé a dedicarme más a mi familia,a atender el desarrollo de mis tres hijos. Un día la esposa de “Filo”, hija del dirigente Lanza,vino a nuestra cabaña a pedir la “cotizaciòn” el aporte en dinero para el partido y me negué a dárselo. Otro día Eduardo Viera llegó desde Moscú a visitar a los comunistas del campamento, y no quise recibirlo. Me invitaron a varias charlas con dirigentes y fui sólo a algunas. A partir de ahí me declararon el boicot. Ningún comunista me dirigió más la palabra. Fue algo horrible.Aquellos a quienes uno consideraba lo único importante en el mundo, con quienes había luchado por una revolución y construir un mundo mejor ni siquiera me miraban,como si estuviera muerto o no existiera :la “muerte civil”.Pero aún me esperaba lo peor.Una tarde, frente a mis hijos que estaban jugando,Yamandú Brum, “Filo” y otro comunista conocido como “Charabón” de apellido Suárez,me tiraron al piso y me patearon hasta casi matarme. Me patearon la cara brutalmente.Pensé que me habían vaciado los ojos. Cuando al fin dejaron de patearme corrí a pedir auxilio a los suecos, en la cabaña de la dirección. Mi cara estaba toda amoratada e hinchada. Me enviaron al hospital. Allí , intérprete por medio, me revisaron el cráneo y los ojos hasta que casi me desmayé, diciéndome que me habían deformado el iris, y que en el futuro podría tener consecuencias en la vista. El director del campamento me dijo que hiciera la denuncia policial. Pero la fe, que se resistía a morir, me hizo contestarle : “ soy un antifascista , y no voy a denunciar exiliados a la policía”. Sin embargo, cuando dicho director les pidió explicaciones de su comportamiento, le dijeron que habían actuado así ¡ porque yo había amenazado con golpear a sus hijos! Con esta mentira pretendían justificarse conociendo el gran rechazo de los suecos al maltrato infantil. Es muy difícil de explicar el vacío que se siente cuando una fe comienza a morir. Cuando uno ha dedicado lo mejor de su juventud y de su vida a ello, ha estado en las cárceles, ha sido torturado,está lejos de su patria y en todo momento ha estado dispuesto a morir por una idea que se demuestra falsa. Pero la fe se resiste a morir.Durante el tiempo en que mis agresores estuvieron en el campamento me mantuve al márgen de toda actividad,pese a la insistencia de algunos seispuntistas como el cantante Aníbal Sampayo y el ingeniero Lauro Salles (fabricante de armas tupamaras)a quienes conocía del penal. Querían reclutarme. Pero sí no era del PCU ya, no iba a ser de una sucursal neocomunista como era el "26" seispuntista que acababan de crear en acto al que asistí, así como a la fundación de "Pioneros José Artigas" Cuando mis torturadores bolches se fueron, comencé a participar en las asambleas del comité de exiliados uruguayos y llegué a presidirlo, ahora en carácter de “independiente”. Pero algo había muerto dentro de mí, un fuego que nunca volvería a encenderse : la fe en el comunismo.

CAPITULO 19

EL EXILIO : ESTOCOLMO

Luego de muchos meses, casi un año, de estar en el campamento, partimos hacia la capital de Suecia. En Moheda habíamos conocido la nieve,cayendo lentamente y cubriéndolo todo con su hermosa blancura. Habíamos conocido costumbres suecas como la celebración de Santa Lucía,y las “pepparkakor” (galletas de jengibre) de Navidad. Había aprendido suficiente idioma sueco para comunicarme. Las “fuerzas de choque” del PCU habían matado en mí a un comunista, como tantas veces hiciera Stalin. LOS WILSONISTAS NO PODÍAN RELACIONARSE CON UN DISIDENTE COMUNISTA PORQUE ERAN ALIADOS DEL PCU. En 1981,luego de romper con el PCU y ser brutalmente agredido, busqué nuevos rumbos y traté de conectarme con Wilson, que era lo único visible aparte del comunismo como oposición a la dictadura en el exilio. Desde Estocolmo le mandé una carta a su representante en España, y éste me contestó que si yo tenía problemas con los comunistas, no podían juntarse conmigo, porque ellos eran aliados del PCU. Por eso no me extraña que su hijo JR elogie en cuanta oportunidad se presente a Arismendi y al PCU, y que parezca más fraudeamplista que blanco. Llegué a un nivel avanzado de sueco y estudié varias cosas. En la escuela de profesores teniamos incluido un viaje a un país de habla española. Varios querían ir a Cuba, pero fuimos a México, recorriendo instituciones educativas de todo nivel, incluida la enseñanza bilingüe a los indigenas. Estocolmo también me haría conocer en carne propia el trabajo humilde para los inmigrantes : limpieza de oficinas y restaurantes. También conocí el racismo de los europeos. Y la difícil situación de quien habite en un territorio dominado por los comunistas. Veíamos de cerca la represión en Polonia contra los obreros de Solidaridad. Los hombres grises polacos apaleando manifestaciones. Los hombres grises checoeslovacos apaleando a quienes querían rememorar la resistencia a la invasión soviética de 1968.Los hombres grises soviéticos internando disidentes en Gulags y hospitales psiquiátricos. Y los aliados del “Frente Amplio en el exterior “ siendo sólo piezas en la estrategia del PCU.

EPILOGO

Cuando llegamos al aeropuerto de Carrasco en 1985, en un Uruguay que comenzaba a dejar atrás la dictadura militar y a transitar por el camino democrático, el balcón estaba lleno de banderas del Frente Amplio, ya que en nuestro avión, ademas de los Olimareños,retornaban un par de destacados comunistas. En silencio nos apartamos del bullicio y abrazamos al puñado de familiares que nos esperaban. Es difícil describir el enorme dolor que se siente cuando uno comprende que aquello a lo que dedicó todas sus horas es falso. Es duro no participar del festejo en las horas de triunfo, porque la conciencia ha comprendido que aunque puedan tener una mayoría están equivocados al estar aliados al marxismo-leninismo totalitario. Lo mismo que en el partido colorado están equivocados al permitir sectores que se abrazan con los gorilas de la dictadura.
Hoy que soy un abuelo y miro cuarenta años hacia atrás siento tristeza por aquel joven lleno de ideales que fui, y siento qué inmensa fue la “gran estafa” ,al decir de Ravines, que el comunismo nos hizo. Poco a poco comprendí que ser aliado era también colaborar con ellos. En ese camino de apartarme cometí después muchos errores,y fui viendo que muchos anticomunistas son iguales o peores que los comunistas. Son su imágen en el espejo. En el día de hoy,luego de renunciar a ser edil departamental y convencional del P. Colorado,(otra desilusión) luego de 20 años de militancia en él, soy un orejano oriental,que apoyo en cada circunstancia aquello que vaya en la dirección de mis ideas.
LLEVO EN MI CUERPO LAS HUELLAS DE LO OCURRIDO. HE PERDIDO LA VISIÓN DEL OJO QUE ME PATEARON, PESE A MÁS DE MEDIA DOCENA DE OPERACIONES, y TENGO UNA PRÓTESIS METÁLICA EN LA CADERA QUE ME FRACTURARON LOS HOMBRES GRISES,QUE HACE TANTOS AÑOS QUE ME OBLIGA A CAMINAR CON BASTÓN.
Años después vino la caída del Muro de Berlín y el desbande de los hombres grises en toda Europa. Aún se mantienen a paredón y cárcel en la isla,pero quizá cuando empiece el derrumbe sea tan rápido como en la madre patria soviética.
Si este libro ayuda a romper el hechizo de alguien que aún crea en los cantos de sirena del comunismo, habrá cumplido su propósito. Si ayuda a que nunca más tengamos una dictadura de ningún tipo, habrá servido para algo.
Hasta aquí llegan estos recuerdos de décadas terribles. Siento el alivio de una misión cumplida, en la larga y eterna lucha por la LIBERTAD.En las terribles noches luego de la dolorosísima operación de cadera que hoy me hace vivir con una prótesis metálica y mi querido bastón, una imágen del Sagrado Corazón de Jesús me acompañó dándome fuerza para resistir. Que Cristo proteja y bendiga a todos los que lean este libro de buena fe y lo difundan.
Montevideo, 1 de noviembre de 2007

¿ POR QUÉ EN INTERNET?
Porque las editoriales que publican memorias como estas no quisieron hacerlo. Edmundo Canalda de Fin de Siglo mandó decir por una secretaria que no le interesaba, pese a que es mencionado y vivió cosas junto conmigo. Otros ni siquiera eso. Silencio. ¿Por qué será? ¿"El partido" habrá dado la orden de que este libro no se difunda? ¿Le habrán hecho caso sus aliados frentistas de las editoriales?
He lanzado estas memorias al viento de Internet.En nombre de la libertad, y contra las dictaduras, del color que sean. Por ese motivo he renunciado a posiciones políticas y hoy soy un orejano.Atrévase,lea este libro, deje su comentario, avise a otros que lo lean si le parece que vale la pena.Observe en los comentarios al final uno mío que muestra que HABIA OTROS MÚSICOS DE LA ORQUESTA ROJA, ALGUNOS MUY INTERESANTES.También he suprimido comentarios ofensivos, no para mí, sino para personas y sectores. No es el espíritu de este blog, que es APRENDER DEL PASADO PARA QUE NO SE REPITA, Y BUSCAR UN FUTURO MEJOR, DE PAZ Y PROSPERIDAD PARA LA REPÚBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY.

ANEXO : DOCUMENTO

PUBLICADO EN BÚSQUEDA DEL JUEVES 29 DE DICIEMBRE DE 2005 ,en VOCES DEL FRENTE DEL 9 DE FEBRERO DE 2006 y DIARIO EL ESTE de Rocha el 4 DE ABRIL DE 2006 Y EN EL LIBRO "SECRETOS DEL PCU" DE ALVARO ALFONSO.


LA ORQUESTA ROJA


Me encuentro en uno de esos momentos en que por razones de salud me debo enfrentar a una serie de operaciones de las que espero salir bien, pero uno nunca sabe. Por eso, en una hora en la que tantas cosas del pasado se saben, algunas de ellas horrorosas y repudiables, no quisiera irme de este mundo sin que una parte de la historia de esas terribles décadas en las que los Orientales nos enfrentamos, se conozca. Muy joven, a la edad de 18 años me afilié a la Unión de la Juventud Comunista (UJC) luego de haber tenido un breve pasaje por agrupaciones estudiantiles que la
UJC llamaba “ultras”.Participé en ellas (AER y otra cuyo nombre no recuerdo, en la Facultad de Derecho) influído por dos primos que fueran importantes miembros (posteriormente) del MLN, Fernando y Gonzalo Romero Basanta.,uno de ellos “abuso”. En el año 1971 , cuando ya actuaba el Frente Amplio, surge el Movimiento de Independientes 26 de Marzo.Para mi sorpresa, fui convocado a una reunión con importantes dirigentes del PCU, hoy fallecidos, y se me planteó que debía integrarme al “26”, que era la fachada legal del MLN. Me explicaron que era una importante misión comunista, y que yo y otros camaradas eramos la “orquesta roja”. Añadieron que el PCU había trazado una estrategia de “tres patas” para la revolución socialista armada en Uruguay. La primera era la justificación teórica, a través del libro “Lenin, la revolución y América Latina” de Arismendi, que explicaría a la militancia comunista y frentista la inevitabilidad de la vía insurreccional. La segunda, el aparato armado que el partido tendría preparado para cuando estuvieran las condiciones objetivas y subjetivas dadas para que entrara en acción Y la tercera, la “orquesta roja” que debía poner al MLN bajo control del partido si ese movimiento tenía éxito con su guerrilla urbana. Se me elegía por haber integrado agrupaciones “ultras” y por mis contactos familiares con la “orga”. Añadieron que actuaríamos compartimentados, sólo reportando periódicamente a la dirección del partido, y tratando de ganar posiciones en la “orga”. Para no despertar sospechas, se me dijo que se me iba a dar cobertura citando a dirigentes del 26 para contarles una serie de patrañas sobre mí, cosa que efectivamente se hizo. Me integré a la agrupación 26 de Magisterio, en la que había dirigentes del 26 seispuntista actual, y también en la agrupación 26 del comité de base del FA de mi barrio. Rápidamente logré contacto con el MLN,pero su derrota me arrastró y fui detenido en 1972 y estuve preso en cuarteles y Libertad hasta 1974. En la cárcel me di cuenta de que la “orquesta roja” estaba actuando por la multiplicación de “círculos de estudio” de marxismo-leninismo y la continua defensa de la Unión Soviética por parte de algunos militantes en discusiones promovidas por ellos. Luego surgió el movimiento seispuntista, que tenía entre sus puntos la reivindicación de la URSS y la alianza con el PCU. Alguno de sus actuales dirigentes me visitó luego de su salida de la cárcel, sin saber que en ese momento yo integraba el aparato clandestino del PCU en plena dictadura militar.Dicho sea de paso, mi contacto con el PCU en la clandestinidad (hoy jerarca de este gobierno) me hizo informar todo lo que supiera sobre las “normas de la clandestinidad” del MLN para que el PCU las usara en su accionar. Cuando les pregunté a los seispuntistas por qué no se integraban al PCU si tenían posiciones tan parecidas,(hasta estudiaban los libros de la Academia de Ciencias de la URSS) la respuesta fue que la gente tenía rechazo a la palabra “comunista”, y había que entrarles desde otro ángulo. Me queda la duda de si el seispuntismo fue una consecuencia de la actuación de la “orquesta roja”, o un nuevo intento del PCU de controlar al MLN. Cuando marché al exilio, me fui desilusionando de a poco al ver actuar al PCU y lo que eran los países socialistas. Así, rompí con el partido en 1980, y miembros del aparato armado en un campamento de refugiados (Moheda) casi me matan de una paliza de la que aún hoy sufro las secuelas en mis ojos y mi cadera. Sólo tuve contacto durante mi breve pasaje por el MLN en un par de oportunidades con los dirigentes hoy fallecidos ,a los que por respeto a su memoria y a otras consideraciones ,no quiero nombrar, aunque todos pueden suponer de quienes se trataba.Con los demás miembros de la “orquesta roja” no me reuní nunca, pero era fácil darse cuenta de quienes eran, y alguno llegó hasta a niveles muy altos del MLN. La derrota del 72 hizo innecesario seguir en esa línea, aunque no sé si posteriormente el PCU no tuvo alguna otra política de “entrismo” en el MLN, y me queda la duda de si el “seispuntismo” no fue un intento, que quizá muchos de sus miembros no conocieran. Sólo tengo como finalidad que se conozca toda la verdad.

Prof. Antonio Romero Piriz


2013, SEIS AÑOS DESPUÉS Hace seis años de este testimonio. Desde entonces miles lo han visitado. Ha sido mencionado en varios libros, incluso publicados por editoriales que no quisieron publicar este testimonio.Ha sido mencionado en diarios, semanarios y programas radiales. Ha despertado las iras de los que aún creen en la falsa religión comunista. Pero este año han pasado las dos cosas peores. Antes fui operado de la cadera por la fractura que me ocasionaron las fuerzas de choque del PCU, y los ojos han sufrido incontables operaciones por las patadas. Pero este año 2013 , el 13 de marzo tuve desprendimiento de retina, fui sometido a seis operaciones, incluso con gas y silicona, y he perdido la visión de un ojo.Pero lo peor pasó el 18 de abril, cuando, como un rayo en un cielo claro falleció mi hijo Pablo de un accidente cerebro vascular, a los 38 años. Era el que nació cuando salí de mi segunda detención, en enero de 1975. Era ingeniero en computación, y vive en la música de Conectados por el Infinito, que está en youtube. VISITÉ LA CASA DE MI TIO MANUEL CASI 40 AÑOS DESPUÉS, EN DICIEMBRE DE 2013 Estuve en la que era la casa de mi tio Manuel en Bvar. Artigas casi Rivera, hoy sede del SEMM. De cómo era hace 40 años sólo queda la escalera que va al primer piso, y la habitación de uno de mis primos, hoy consultorio. Se han agregado tabiques para los consultorios y cajas, dividiendo todas las habitaciones, y se hizo un subsuelo con una escalera que va hacia él. El patio trasero tiene baldosas nuevas. Recorrí los rincones donde estuvimos con Pablo, hoy todos cambiados por lugares de atención médica. Comenté a una cajera y un funcionario esto , diciéndole que era la casa de mi tío Manuel donde vivían mis primos Fernando y Gonzalo. Y que yo había vivido ahí hace casi 40 años. Cuando dije que eran tupamaros quedaron fascinados. Les señalé donde había una habitación a la izquierda de la entrada y que allí cuando eramos niños en los cumpleaños nos proyectaban películas de Disney en una pantalla, lo que era toda una novedad, pues aún no había televisión. Les conté que en esa misma habitación se reunían todos los dirigentes tupamaros, cosa de la que me di cuenta con los años, sobre todo cuando murió en Pando Salerno, que era un joven rubio estudiante de la Facultad de Agronomía como mis primos, que nos cantaba. Luego Viglietti tomaría todas sus canciones. Les conté que mi primo Fernando fue uno de los primeros tupamaros presos, en la cárcel de Miguelete, y que Gonzalo participó en el secuestro de Pereira Reverbel, estuvo preso en Punta Carretas, se fugó en el "abuso" de 1971 y luego participó en los atentados del 14 de abril de 1972 contra varios acusados de ser del "Escuadrón de la Muerte" (Comando Caza Tupamaros)para finalmente exiliarse en Suecia, donde murió luego de una diabetes por la que tuvieron que amputarle ambas piernas. Les agregué que yo también estuve preso por esos años. Me dieron la mano efusivamente y la cajera me dijo al oído "Yo soy frenteamplista a muerte" a lo que le repliqué que yo hace muchísimos años que me desilusioné del FA. EN 2014 En el capítulo 18 ("El exilio, Moheda" ) de LOS HOMBRES GRISES decía desde 2008 :" Nos visitaban exiliados de otros países,como el “negro Choche”, dirigente de la UJC que vivía en Hungría. Años después lo vería trabajando en “La República”.También un socialista que he visto como secretario de Tabaré Vázquez." Y hoy que vi su cara en televisión agregué : "(En 2014 veo que se llama Ariel Bergamino, es embajador en Cuba y será asesor de Tabaré Vázquez en su campaña electoral)"